Editorial

Gaz, Kailasa y Groenlandia

Qué pasaría si realmente se respetara el derecho a la libre determinación de los pueblos y mañana los gazatíes decidieran (y los dejan) aceptar el ofrecimiento de Donald Trump...

Editorial | | 2025-03-28 00:10:20

Qué pasaría si realmente se respetara el derecho a la libre determinación de los pueblos y mañana los gazatíes decidieran (y los dejan) aceptar el ofrecimiento de Donald Trump de emigrar a diferentes lugares del mundo, donde podrían vivir en paz, libres del yugo de los terroristas de Hamas y de otros grupos que usan a la población como carne de cañòn y, en el mejor de los casos, para recibir (con la complicidad de la ONU y demás burdeleros), cuantiosa ayuda internacional que jamás llega a los pobladores y que se usa para adquirir armamento.

La Unión Europea ha dicho recientemente que está dispuesta a cooperar con la reconstrucción de Gaza, siempre y cuando no intervengan los miembros de Hamas, algo imposible en las actuales circunstancias en las que se impone la lógica del perro del hortelano. Todos se escandalizan con la idea de Israel de eliminar a los terroristas, también se rasgan las vestiduras por la propuesta de Trump de convertir a la zona en un balneario turístico y todo tiende a quedarse en las mismas, con mercaderes de la muerte haciendo de las suyas y los hipócritas horrorizados por lo que sucede con millones de inocentes.

Qué pasaría si los habitantes de Groenlandia deciden sobre su propio destino y abandonan la absurda y rancia relación que tienen con la corona de Dinamarca, que no les aporta ningún beneficio y que sirve nada más que para mantener viva una tradición colonialista del siglo XV, cuyo fin es inflar el ego de los nobles daneses. Qué pasaría si los groenlandeses aceptan convertirse en la nueva Alaska del Siglo XXI, destino de enormes inversiones, proyectos de desarrollo, explotación de recursos, turismo, investigación científica y muchas otras ventajas.

Qué pasaría si los indígenas bolivianos se dan cuenta que su territorio puede servir para algo más que sostener un falso discurso conservacionista, una farsa de la narrativa de la diversidad y la inclusión y deciden vender su territorio, alquilarlo o hacer algo con él, pues hoy no les sirve más que para preservar un sistema tribal arcaico y para impedirles ser ciudadanos plenos con derecho a la propiedad. Mañana pueden recibir una propuesta más seria y honesta que la de Kailasa y tal vez piensen en dejar ese engaño de ser los “guardianes de la naturaleza” que los mantiene miserables y que nada más les sirve a los narcos, avasalladores, dirigentes y politiqueros, que son los verdaderos estafadores.

Si el orden de cosas global permitiera estas “aberraciones” inmediatamente saltarían muchos países de África de Asia, de América Latina y de todos los rincones del mundo que hace mucho están en manos de “revolucionarios”, de “libertadores”, de “grandes defensores de la soberanía”, que supuestamente luchan por la igualdad, que defienden a los humildes y que combaten al imperialismo, pero que no hacen más que generar violencia y profundizar la pobreza. Estos pueblos, que hoy no aspiran más que a convertirse en estados fallidos y proyectos eternamente fracasados, podrían tener una esperanza de libertad y prosperidad si verdaderamente los dejaran elegir su destino y mandar al diablo a sus “salvadores”.

Estos pueblos, que hoy no aspiran más que a convertirse en estados fallidos y proyectos eternamente fracasados, podrían tener una esperanza de libertad y prosperidad si verdaderamente los dejaran elegir su destino y mandar al diablo a sus “salvadores”.