El bloque de unidad ha definido las preguntas de la encuesta y el sistema para elegir al candidato único que competirá en las elecciones presidenciales de Bolivia. A pesar que creo que es el mejor intento en relación a la encuesta digital (que no me ocuparé de comentar ahora por falta de espacio) considero que las preguntas planteadas son, en muchos casos, inadecuadas para determinar quién es el candidato más capacitado para enfrentar los graves problemas que enfrenta el país. Me concentraré principalmente en las preguntas, no en el método necesariamente. Permítanme explicar por qué.
La población está polarizada, el MAS se encargó de dividir a los bolivianos. La misma oposición, como en otros países, está atomizada. En estas épocas más que nunca, el electorado se hace llevar por las redes sociales sin verificar la fuente o seleccionando aquella que, de antemano, sabe que leerá lo que quiere leer. Una buena parte de la población está hipnotizada después de veinte años de contemplar a la serpiente del MAS. Hay una minoría que se informa de fuentes conocidas y aún un porcentaje menos que se toma la molestia, por lo menos un instante, de contrastar con la realidad. En este contexto donde la persona está más desinformada que informada, las preguntas necesitan estar ancladas en los desafíos que enfrentará Bolivia.
Bolivia enfrenta una crisis institucional, económica y social. El próximo gobierno debe dar prioridad al fortalecimiento del sistema de justicia para que todos cumplamos con la ley, haya orden y predictibilidad, se elimine la corrupción y el prebendalismo, y se haga frente al narcotráfico. Otra prioridad es estabilizar la economía: alinear a la realidad todos los precios que pasa por reducir el tamaño del Estado, el gasto público y la evasión fiscal. Para reactivar la economía habrá que mantener la estabilidad económica mediante políticas fiscales, monetarias y cambiarias adecuadas, abrir la economía a los mercados internacionales y firmar acuerdos de comercio internacional, y atraer la inversión privada. Finalmente, se deberá reformar y/o fortalecer entidades públicas clave como ser el Servicio Nacional de Impuestos, la Aduana Nacional, el INRA y la Policía Nacional, entre otros.
Ahora bien, ¿quién sería capaz de enfrentar estos desafíos? ¿Quién tiene la visión más clara, del rumbo que debería tomar el país? ¿Quién tendría la experiencia política y el conocimiento/ mayor familiarización? ¿Quién tendría el coraje y la “sabiduría” de ejecutar reformas y políticas en el grado, la secuencia y el equilibrio necesarios? Tuto, Samuel, Andrónico, Manfred, Chi? Como mencioné, las preguntas deberían estar ancladas a los desafíos porque a eso se enfrentará el candidato y debemos ponderar, de manera más explícita, sus capacidades.
¿Quién de los candidatos está más preparado (experiencia política, conocimiento del tema, claridad de las políticas, capacidad de ejecución) para:
1. Reformar el sistema judicial y eliminar la corrupción.
2. Ejecutar políticas económicas que solucionen la actual situación minimizando los daños.
3. Reformar el Estado (Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Sistema Nacional de Impuestos, Aduana Nacional, INRA y otros)
4. Erradicar la influencia del narcotráfico en los estamentos públicos y privados.
5. Liderar hacía un país estable, con crecimiento sostenible y solidario.
Es más, al realizar este tipo de preguntas en la encuesta, el encuestador (a) “educará” o refrescará a la persona encuestada sobre la realidad y (b) ayudará a reflexionar al contrastar las preguntas con lo que sabe del candidato. El resultado de la encuesta tendría más utilidad, peso y confiabilidad porque está mejor fundamentada en la realidad que nos espera y no es pura subjetividad. Llegado agosto, este tipo de preguntas también le será útil recordar y, se esperaría, su voto sería más consciente y responsable.
Como verá el lector, este tipo de preguntas contrastan claramente con las preguntas que se presentarán en la encuesta, que son (de manera resumida):
Pregunta 1: “Si las elecciones fueran hoy, ¿por cuál candidato votaría usted?”
Pregunta 2: “Dígame si usted tiene una opinión muy favorable, un poco favorable, un poco desfavorable o muy desfavorable de los siguientes candidatos…”
Pregunta 3: “¿Cuál de los siguientes candidatos cree usted que sería el mejor para manejar la crisis económica de Bolivia.”
Pregunta 4: “¿Cuál de los siguientes candidatos cree usted que sería el mejor presidente para Bolivia?”.
Pregunta 5 (solo con opciones de la oposición): “Si las elecciones a la presidencia de Bolivia fueran hoy y los candidatos fueran los siguientes, ¿por cuál votaría?”.
Estas preguntas parecen más bien orientadas a medir cierta preferencia/ simpatía por los candidatos. Son preguntas tan generales que se pueden aplicar para escoger al presidente de tu curso en el colegio. Este tipo de preguntas para elegir a un candidato, sobre todo si es en formato digital, pueden dirigirnos a resultados errados y con grandes consecuencias.
Este asunto no es trivial; el futuro del país podría depender de una encuesta, aparentemente, poco trascendente. Si es necesario ajustar los tiempos para asegurar un proceso más riguroso, bien valdría la pena hacerlo.