La felicidad ja, ja, ja ja

El Índice de Felicidad de la ONU es una broma costosa. Año tras año, encumbra a países europeos donde el estado de bienestar, con su derroche de subsidios y servicios gratuitos, ha creado sociedades adormecidas, felices en su burbuja de ilusiones. ¿Qué sucederá cuando esta fiesta financiada con impuestos descomunales y deuda insostenible llegue a su fin? La realidad ya empieza a morder. Alemania, antes una locomotora imparable, hoy se tambalea bajo el peso de su crisis energética y económica. Con la guerra en Ucrania, Europa descubrió lo que significa pagar la energía a precio real y asumir costos de defensa sin la muleta estadounidense. Ahora que Estados Unidos deja claro que no seguirá siendo el guardián de Europa, el paraíso nórdico podría desmoronarse. La gran incógnita es si los europeos seguirán siendo tan "felices" cuando el Estado ya no pueda protegerlos de la dura competencia global. Cuando la utopía del bienestar colapse, ¿serán tan dichosos pagando sus propias facturas? Tal vez entonces descubran que la felicidad patrocinada por el Estado no es más que una ilusión cara y pasajera.