¿Por qué Evo Morales armó el grotesco fraude de 2019 para permanecer en el poder? Él sabía que no iba a ganar las elecciones, y mucho menos, obtener una votación que le permitiera mantener una hegemonía holgada, una dictadura plebiscitaria que le dé carta blanca para hacer hacer lo que le venga en gana en este país, sin que la oposición, la sociedad civil, las fuerzas democráticas o la comunidad internacional puedan echarle en cara su falta de legitimidad.
El triunfo de Arce de 2020, con el 54 por ciento de los sufragios, sigue siendo inexplicable, pero el que tomó la decisión de fijar ese número y quienes lo aceptaron sin reclamar, saben que era la única manera de preservar la estabilidad del país, evitar que el MAS se desmorone como un castillo de naipes y todo derive en un caos, pues la oposición (como lo demostró el gobierno de Jeanine Añez) no estaba en condiciones de manejar la situación.
La mala noticia de hoy no sólo es que el MAS puede volver a ganar las elecciones, tal como lo demuestran recientes encuestas, sino que, de hacerlo, no lo hará con la suficiente ventaja como para mantener un gobierno prepotente, abusivo, autoritario, saqueador, violador de los derechos humanos y sobre todo, impune, modelo que se ajusta al esquema diseñado por el castro-chavismo. Sin un triunfo arrollador, el “proceso de cambio” se convertiría en una piltrafa política, obligado a negociar, sometido al chantaje permanente y sobre todo, forzado a respetar las leyes y a atender las demandas de la población.
La noticia preocupa porque el MAS no se va a resignar a perder, tampoco va a aceptar una victoria ajustada y los actuales gobernantes no sienten el más mínimo respeto por la democracia, así que tampoco van a consentir que su poder se diluya, se fragmente y se vean obligados a conducir el país bajo las reglas de la democracia. Obviamente, no queremos imaginar lo que pasará si pierden, aunque el desastre que armaron durante el gobierno transitorio, sin tener misericordia de la población que sufría la pandemia, es un indicativo de los escenarios que nos esperan.
En resumidas cuentas, al MAS no le conviene ir a elecciones, el riesgo es muy grande y sus asesores cubanos saben muy bien que le puede ocurrir lo mismo que a Maduro, que no pudo armar un fraude creíble y pasó de ser una dictadura bajo sospecha a un régimen totalitario salvaje, objeto del desprecio de todo el mundo. De hecho, Estados Unidos vapulea a Venezuela como le viene en gana y no hay quién salga en su defensa.
En las condiciones que está Bolivia conviene ser realistas y estar preparados para el peor de los escenarios. Hay suficientes antecedentes y sobrados indicios que confirman que sacar al MAS del poder no será nada fácil y es muy probable que el método para hacerlo no sean las elecciones. El 2019 así quedó demostrado.
En las condiciones que está Bolivia conviene ser realistas y estar preparados para el peor de los escenarios. Hay suficientes antecedentes y sobrados indicios que confirman que sacar al MAS del poder no será nada fácil y es muy probable que el método para hacerlo no sean las elecciones. El 2019 así quedó demostrado.