¿Realismo o pesimismo?

El vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral, Francisco Vargas, ha reconocido implícitamente que no están en condiciones de garantizar elecciones limpias y transparentes en Bolivia. Durante una entrevista radial, el funcionario se declaró decepcionado de la Asamblea Legislativa, donde no han aprobado las leyes necesarias para “blindar” los comicios, lo que no sólo significa asegurar que la votación se lleve a cabo, sino que los resultados se ajusten al veredicto del pueblo. En el congreso sólo han aprobado dos leyes, una que obliga a los candidatos a debatir y la otra que establece el funcionamiento del sistema de transmisión de los resultados preliminares. Obviamente, ninguna de ellas representa una garantía, pues el MAS es una dictadura y depende del régimen si se cumplen o no. Vargas dice que la única alternativa es recurrir a la supervisión internacional y por otro lado, al “blindaje ciudadano”, estrategia que funcionó muy bien en Venezuela y que puso en evidencia el fraude de Nicolás Maduro. El problema es que nadie está trabajando en un operativo de gran magnitud y el oficialismo tiene en sus manos la decisión de cómo y cuándo hacer las elecciones y, sobre todo, a quién declarar ganador.