Las publicaciones periodísticas de febrero de 2025 informaron que el alcalde de San Ramón, Germán Sánchez, perteneciente al Movimiento al Socialismo (MAS), se opuso a la colocación de una bandera cruceña en el ingreso de esa ciudad, en conmemoración de los 200 años de la declaración de nuestra independencia del Imperio Español. No es la primera vez que alcaldes masistas malagradecidos de municipios en Santa Cruz han tomado medidas semejantes, una actitud que ha causado el repudio generalizado de nuestras instituciones y del pueblo cruceño en general.
El presidente cívico de San Ramón, Ruddy Tiefenbock, expresó: “Quiero manifestar una preocupación en relación con un proyecto que realiza la CRE para colocar la bandera gigante de nuestro departamento, la verde, blanco, verde” (...) “Hasta el momento, 5 de febrero, no tenemos una respuesta positiva. Más por el contrario, el señor alcalde me ha dicho que va a llamar a sus sectores sociales para preguntarles si están de acuerdo en colocar la bandera cruceña”, explicó el cívico (El Deber, 06-02-25).
¡Imagínense tamaño atrevimiento! Llamar a sus sectores sociales; léase, grupos masistas oriundos de las alturas andinas, para decidir si ponen o no nuestra bandera camba en Santa Cruz. ¿Quién diablos se creen ellos para definir un tema así? La bandera de Tristán Roca es un verdadero motivo de orgullo para quienes amamos esta tierra, además de ser un sagrado símbolo nuestro, aprobado por un decreto departamental.
Este alcalde y sus “grupos sociales” vinieron a Santa Cruz en busca de una vida mejor, que en su lugar de origen se les negaba, y hoy muerden la mano amiga que los acogió. Actitudes como estas nos muestran que quieren imponer un racismo andino en Santa Cruz, un atrevimiento temerario que el pueblo cruceño no tolerará de ninguna manera y que puede generar un conflicto de imprevisibles consecuencias. Esta tierra es nuestra y ningún malagradecido advenedizo nos dirá qué hacer aquí.
Muchos de estos “sectores sociales” se asentaron de manera ilegal en tierras cruceñas, con la complicidad del INRA, un explícito instrumento del neocolonialismo andino-masista en Santa Cruz. Y lo peor de todo es que lo hicieron sin permiso de nuestra gobernación. Eso no lo perdonaremos jamás. Queremos que les quede claro que, más temprano que tarde, serán desalojados y pagarán por todos los abusos y los desastres ambientales que causaron, tanto ustedes como el INRA. Ya les llegará la hora. Santa Cruz no es una colonia de nadie; somos una nación 264 años más antigua que Bolivia. Nuestra proverbial ley de hospitalidad tiene sus límites.
El respeto de estos migrantes hacia las comunidades oriundas es fundamental para lograr una convivencia armoniosa y pacífica. Ellos deben comenzar respetando la historia y la cultura del pueblo que los acoge, valorando las tradiciones, las costumbres y los logros de la comunidad, adaptándose y participando en la vida local, y cumpliendo con las normativas y leyes de la tierra donde llegan, como mínimo.
Hacer lo contrario, como hizo este malagradecido alcalde de San Ramón, traerá los conflictos imprevisibles a los que me referí líneas arriba. Santa Cruz no lo tolerará, y les debe quedar claro.
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