Miradas

A cuatro meses y medio

A cuatro meses y medio
Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS
| 2025-04-08 00:06:00

En esta fase de posicionamiento de candidatos, no se puede aún configurar el mapa electoral. No obstante, las fichas se mueven y los (pre)candidatos interactúan intensamente, al ritmo de las encuestas. Recién tendremos un panorama claro luego de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) publique la lista oficial de candidatos y fuerzas políticas habilitadas.

Sin embargo, más allá de los cuestionamientos que han tenido, estas encuestas nos dejan algunas referencias y datos que nos pueden permitir configurar provisionalmente el panorama a cuatro meses y medio de la elección.

Para el efecto, permítanme dividir el campo político electoral en dos partes.

Por un lado, tenemos al Movimiento al Socialismo (MAS) en sus dos vertientes: el ala arcista, ahora dueña de la sigla, y el ala radical evista, con sigla alquilada del Frente para la Victoria (FPV). El gran desafío del MAS arcista es mantenerse en el poder. El gran desafío de los “Evopueblo” es recuperar el poder.

El campo opositor, al frente, donde hay más candidatos que siglas, está conformado por políticos tradicionales de la época neoliberal. En esta especial coyuntura, con el partido de gobierno dividido, el gran desafío es desplazar al MAS del poder que, en veinte años, acabó destruyendo al país.

Analicemos, entonces, lo que sucede en cada plaza. En el lado opositor, si bien en un inicio había cerca de 19 precandidatos, las encuestas afianzaron a cuatro potenciales, conformados en dos bloques. Me refiero a Tuto Quiroga, Reyes Villa, Samuel Doria Medina y el candidato de origen coreano Chi Hyun Chung. Las diferencias en las preferencias electorales entre ellos son ligeras.

En primera instancia, tenemos al denominado “bloque de unidad”, conformado por Quiroga, Mesa, Doria Medina y Camacho. Según el acuerdo, el mejor posicionado sería el candidato de la unidad. Se “bajaron” de esta carrera Mesa y Camacho, dejando la pugna entre Tuto Quiroga y Doria Medina, iniciando entre ambos una feroz disputa. Por el momento, hay incertidumbre en torno a la unidad y un solo candidato. Por desacuerdos e intereses, por ahí van los dos con sus propias fuerzas políticas.

El otro bloque opositor está conformado por Reyes Villa y el pintoresco candidato Chi. Ambos pretenden diferenciarse de los otros, manteniendo muchas distancias. En esa alianza, habría un acuerdo para que, en función de una encuesta especial, uno de ellos sea el candidato.

Ahora bien, de acuerdo con la convocatoria del TSE para las elecciones generales de 2025, a realizarse el 17 de agosto, las encuestas particulares están desautorizadas y restringidas. Entonces, en ambos bloques, habrá muchas dificultades y desencuentros para definir a sus candidatos.

Si cumplen sus acuerdos, tendríamos dos candidatos. De lo contrario, serían cuatro, fragmentando aún más el voto opositor.

En la plaza “masista” —permítanme todavía llamarla así—, el ala arcista no tiene candidato. El actual presidente, hasta la publicación de las últimas encuestas, era el candidato proyectado. Sin embargo, por el costo político que carga en sus espaldas, como responsable del desastre económico, su candidatura sería un error político. Si en algo coinciden todas las encuestas, es en la bajísima preferencia electoral que ostenta, que no supera el 1 %. Sus enemigos señalan, incluso, que su candidatura podría acabar sepultando al partido.

Eso ha promovido, al interior del ala arcista, la búsqueda de otro candidato con un perfil más competitivo, que permita dos cosas: salvar al partido y mantenerlo en el poder. Ahí irrumpe la figura de Andrónico Rodríguez. No tienen, por el brutal desgaste, una figura “potable” que les permita competir. Andrónico es, en ese sentido, la salvación.

Si se observa bien, el presidente del Senado podría ser también el factor de unificación del MAS, dividido por Evo Morales. Los militantes de ese partido, que superan el millón, estarían propugnando esto para recuperar el “instrumento” y mantenerse en el poder.

En el ala radical, el caudillo pretende, a toda costa, ser nuevamente candidato. Perdió la sigla y alquiló otra, aspirando todavía a esa posibilidad. Además, creó una organización política con su nombre, exponiendo ridículamente su megalomanía. Lo más probable es que lo eliminen de la carrera en las fechas que se establecen en el calendario electoral. No se puede descartar también que el TSE extinga la sigla del FPV por una demanda de suspensión de personería, por no haber logrado el mínimo del 3 % de votación en las últimas elecciones, como exige la Ley 1096. Podrían dejar a Evo nuevamente sin sigla, evitando los conflictos que conllevaría luego su inhabilitación. No se debe olvidar que amenazó con incendiar el país en caso de no ser habilitado. Dejarlo sin sigla sería una jugada magistral.

Para el ala radical, Andrónico representa un gran peligro, pues puede acabar sepultando al caudillo. Por ello, una eventual candidatura de Andrónico causa no solo miedo, sino terror. Evo se desfigura cuando escucha el nombre de Andrónico. En este momento, Andrónico es su peor y principal enemigo. Al parecer, sin embargo, no podrá detener toda esa corriente que quiere renovación y el fin de la “monarquía”. Las bases, luego, podrían acabar proclamando al joven candidato.

La decisión de aceptar el pedido orgánico de las bases conlleva muchos riesgos. Hay amenazas contra su familia y su propia vida. Su disyuntiva es compleja. Si se decide, es un potencial candidato. Para derrotar al MAS, obligará a la oposición a unirse.

A cuatro meses y medio, los cálculos políticos continúan y aún no se tiene un panorama electoral definido. Sin descartar sorpresas, los plazos del calendario electoral irán configurando el panorama.

*El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Simón.

Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS