Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar» (Jn 21,10)
Más que comer pescado me gusta pescar, pero es una actividad reservada para mis vacaciones en los EEUU al visitar por unos días a un amigo sacerdote que tiene una propiedad sobre un lago en la península superior del estado de Michigan. Son días de descanso rodeados de belleza natural cuando olvidamos al resto del mundo y sus problemas. El pescado que comemos es fresco, sin contaminación, fruto de nuestros propios esfuerzos con el anzuelo y las carnazas.
Estos días al vivir la Semana Santa muchas familias suelen comer pescado. Según una antigua tradición de la Iglesia, para los fieles católicos, desde los 14 años de edad hasta los 59, es prohibido comer carne los viernes de Cuaresma, especialmente el Viernes Santo (Derecho Canónico 1251). En Bolivia, siempre hemos considerado exentos a los pobres, pues no tienen el lujo de comer ni carne ni pescado.
En los principios del cristianismo el pescado se convirtió en un símbolo de Cristo, porque las letras de la palabra “pez” en griego, (el inglés de entonces), I-CH-TH-U-S, formaba un acrónimo: “Jesús Cristo, Hijo [de], Dios [y] Salvador” (Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ).
También porque Jesús, después de una pesca milagrosa, llamó a pescadores del mar de Galilea para transformarlos en “pescadores de hombres” (Mt 4,18-22; Lc 5,1-11). Cuando Jesús multiplicó los panes, siempre había algunos peces (Mc 6,30-44; 8,1-9; Mt 14,13-21; 15,29-39; Lc 9,10-17; Jn 6,1-15). Luego hubo otra pesca milagrosa cuando el Resucitado ayudó nuevamente a sus discípulos después de una noche infructuosa (Jn 21,1-11). Después los invitó a un desayuno con el pescado que ya tenía cocinando sobre algunas brasas (Jn 21,9).
Finalmente, el símbolo del pez es muy fácil de dibujar. Son apenas dos curvitas cruzadas. Los cristianos podían usarlo para identificarse como muchos hacen hoy en sus autos, puertas y solapas. Inicialmente, comer pescado era más para identificarse con Jesucristo que para hacer penitencia absteniendo de la carne.
Actualmente hay tres problemas con el pescado en Bolivia.
Primero, muchos de los ríos que proveen el pescado están contaminados con mercurio, una de las sustancias más tóxicas para el ser humano. Su consumo en pescado puede provocar:
● Enfermedades neurológicas afectando la función cognitiva, la memoria, el aprendizaje, el lenguaje, la visión, la motricidad, causando temblor, insomnio, pérdida de memoria, etc.
● Daño al desarrollo del cerebro y el sistema nervioso en fetos y niños, con alteraciones en el desarrollo cognitivo, la memoria, la función visual-motora y el lenguaje.
● Cardiopatías y enfermedades cardiovasculares.
● Además: afectación del riñón y otros órganos como el hígado, el sistema nervioso, el sistema inmune, el sistema reproductor y del desarrollo, alteraciones hormonales y aumenta el riesgo de cáncer, dolor de la piel, temblor incontrolable, incapacidad para caminar bien, ceguera y visión doble, problemas respiratorios, picazón y ronchas, náuseas y vómitos, sabor picante o amargo, convulsiones y muerte.
Segundo, el precio del pescado ha subido por los mismos motivos que han subido los precios de todo lo demás en Bolivia.
Tres, aunque sea de criaderos, es difícil mantener el pescado en un estado fresco, algo exacerbado por la escasez de combustible para su transporte, y por posibles bloqueos de camino.
No hay cómo saber de dónde viene el pescado, a no ser que tú mismo seas el pescador.
Buena suerte.
Que la Semana Santa sea para ti y tu familia un auténtico encuentro con Cristo Jesús.
Dios te bendiga.