Bajo el penoco

Candidatos

| 2025-04-12 08:20:09

La papeleta “multicolor” y “multisigno”, lo más parecido a un aguayo o a una casaca carnavalera, fue un invento del sistema electoral boliviano y surgió a finales de los años 70 y principio de los años 80, cuando comenzaba a surgir el consenso para salir de la dictadura. Hubo varias elecciones entre 1978 y 1985 y ante la avalancha de candidatos se tuvo que recurrir a esa fórmula que no ha cambiado, exactamente igual que el país, donde la “hemorragia” de postulantes sigue siendo la misma y la nación marcha como el cangrejo. La idea de la unidad también es vieja, pero jamás ha funcionado, ni siquiera en los momentos más críticos. La fragmentación ha sido la norma y la “juntucha” viene después, cuando hay que repartirse el botín. Esa lógica no la entendería ni el más avezado de los asaltantes, cuyo éxito depende justamente de la planificación, del trabajo en equipo, de la coordinación y la ejecución perfectamente orquestada. Lo más triste es que los políticos bolivianos no ven ninguna anomalía en este fenómeno, creen que está bien, como si el desorden fuera una virtud nacional y la improvisación, una estrategia de gobierno. Así, seguimos votando entre colores y símbolos, pero sin rumbo, atrapados en una danza electoral que no lleva a ningún carnaval, sino al mismo callejón sin salida de siempre.