En esta entrega hablaremos de cómo se enfrenta una tentación únicamente desde lo humano, es decir, que el elemento “gracia” que nos ofrece la creencia en Dios, queda, por ahora, fuera de esta ecuación. De entrada, la Iglesia afirma que el hombre, por sí solo, no puede superar algunas pruebas, sino con la ayuda de Dios (1 corintios 10,13), aún así, veremos los pasos que la psicología ofrece para superarla.
La psicología ofrece diversas estrategias para vencer la tentación, que se pueden agrupar en las siguientes categorías:
1. Reconocer y concientizar :
Se inicia por identificar los desencadenantes, es decir, las situaciones, emociones o pensamientos que preceden a la tentación. Estos pueden incluir: estrés, aburrimiento, soledad o ciertas personas o lugares.
Pausa para pensar: Prestar atención al momento presente sin juzgar, observar los impulsos sin actuar automáticamente sobre ellos.
Autorreflexión: Examinar los valores y metas personales para recordar por qué es importante resistir la tentación, no confundir remordimiento con arrepentimiento sincero.
2. Estrategias cognitivas :
Reestructuración cognitiva: la psicología invita a intentar cambiar los pensamientos negativos o irracionales que alimentan la tentación por pensamientos más realistas y positivos.
Visualización: Imaginar las consecuencias negativas de ceder a la tentación y los beneficios de resistirla.
Distracción y/o canalización: Desviar la atención de la tentación hacia actividades alternativas, como hacer ejercicio, escuchar música o hablar con un amigo.
Técnica del "surfear el impulso": Observar el impulso como una ola que crece y disminuye, sin actuar sobre él.
3. Estrategias conductuales :
Evitar los desencadenantes: Minimizar la exposición a las situaciones o personas que provocan la tentación ( sorprendentemente, esto ya lo dijo Jesús hace más de dos mil años “y no nos dejes caer en tentación” ).
Crear barreras: Dificultar el acceso a la tentación, por ejemplo, eliminando alimentos poco saludables de la casa o bloqueando sitios web tentadores.
Planificación anticipada: Desarrollar un plan de acción para enfrentar las situaciones de tentación, incluyendo estrategias de afrontamiento y alternativas saludables. “Trabaja en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado” ( San Jerónimo ).
Compromiso previo: Establecer compromisos con uno mismo o con otros para reforzar la determinación de resistir la tentación.
Metas y recompensas: Establecer pequeñas recompensas por resistir la tentación y alcanzar las metas.
4. Estrategias emocionales:
Manejo del estrés: Aprenda técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, para reducir la ansiedad y el estrés que pueden desencadenar la tentación. Se nos invita a tener en cuenta que Yoga, Mindfullness, y algunas técnicas son de la Nueva Era (New Age) y por lo tanto pueden resultar peligrosas, aunque la persona sienta que con ellas tiene alguna clase de beneficio.
Apoyo social: Buscar el apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo para compartir las dificultades y recibir aliento (“Dime con quién andas y te diré quién eres”, Miguel de Cervantes Saavedra).
Autocompasión: Tratarse a uno mismo con amabilidad y comprensión, especialmente cuando se experimentan recaídas.
5. Técnicas adicionales :
El “método de Ulises”: Esta estrategia consiste en crear compromisos previos que sean difíciles de actuar impulsivamente. Estas barreras pueden ser físicas, sociales o tecnológicas.
La neurociencia de la tentación: en estos momentos hay estudios que buscan entender cómo funciona nuestro cerebro frente a la tentación, ya que, desde el punto de vista humano, esto puede ayudarnos a tomar mejores decisiones, porque bien sabemos que diariamente somos bombardeados por cientos de anuncios y mensajes que buscan hacernos tomar decisiones.
Es importante recordar que vencer la tentación es un proceso gradual que requiere paciencia y perseverancia. No hay una solución única, y es posible que sea necesario probar diferentes estrategias para encontrar las que mejor funcionan para cada uno. Dios con nosotros.