“Yo estaba mirando en las visiones nocturnas y vi un cuarto animal, terrible, espantoso y extremadamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro, comía, trituraba y el resto lo pisoteaba con las patas.” (Daniel 7,7)
El mejor homenaje que podemos ofrecer al Papa Francisco sería de estudiar su magisterio abriéndonos a la conversión que nos pedía. Por esto saludo lo expresado por el señor presidente Luis Arce Catacora, al decir: “El Papa Francisco no solo fue el líder de la Iglesia Católica, sino también un amigo incondicional de la Patria Grande y ferviente defensor de los más vulnerables. Su encíclica “Laudato Si” es un legado fundamental para pensar y reflexionar en torno a nuestra Madre Tierra, a la crisis climática y otros males que nos aquejan…”
Hasta allí estuvo muy bien. Pero después cayó en tentación y añadió: “a causa del depredador sistema capitalista”.
Revisando los 247 números de “Laudato Sí”, además los 287 de “Fratelli Tutti” y los 111 de “Querida Amazonía”, no aparece ni una sola vez la palabra “capitalista”, ni tampoco, por si acaso, “socialista” o sus derivados.
Su Santidad escribió textualmente en el párrafo 32 de “Laudato Sí”: “Los recursos de la tierra están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva.”
Cuando visitó a Bolivia el Papa dijo en el encuentro de Movimientos Populares (09/07/2015): “Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común, la hermana y madre tierra.”
Hace poco, me visitaron representantes de la Fundación Natura Bolivia, preocupados porque el año pasado los nuevos asentados (interculturales) quemaron un millón de hectáreas del Área Protegida Municipal de Bajo Paragua, que obviamente está totalmente desprotegida. No cuesta comprender que es víctima de nuestro sistema depredador socialista. Lo mismo se observa de nuestros ríos contaminados de mercurio, de las propiedades privadas avasalladas y de las reservas naturales invadidas, y de sus defensores indígenas del oriente asesinados o encarcelados. Finalmente, ¿cuántos funcionarios de la burocracia socialista en vez de ser servidores, se convierten en depredadores?
El capítulo 7 del libro del profeta Daniel describe los imperios de antigüedad como bestias feroces, porque oprimían al pueblo de Dios como verdaderos depredadores. El Apocalipsis presentó así al imperio romano, porque «se han enriquecido con su lujo desenfrenado” (18,3) incluyendo «esclavos y seres humanos» (18,13).
El Papa Francisco, pregunta: “Si no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de los propios proyectos y de las necesidades inmediatas, ¿qué límites pueden tener la trata de seres humanos, la criminalidad organizada, el narcotráfico, el comercio de diamantes ensangrentados y de pieles de animales en vías de extinción? ¿No es la misma lógica relativista la que justifica la compra de órganos a los pobres con el fin de venderlos o de utilizarlos para experimentación, o el descarte de niños porque no responden al deseo de sus padres?” (LS 123).
Citando al Papa Benedicto observa: “el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social” (LS 109).
El Papa Francisco dedicó el último capítulo de Laudato Sí a “Algunas Líneas de Orientación y Acción”. Por ejemplo: “Hay que conceder un lugar preponderante a una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas” (LS 181). “Una vez más expreso que la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común” (LS 188).
En ningún momento propone como solución al socialismo.
No hay duda que la economía del mercado de oferta y demanda, sin control es una bestia sin alma, y, por consiguiente, depredador. El tráfico de esclavos en la época colonial y el tráfico de armas hoy lo comprueba. Por eso, hay que acorralar al capitalismo, domarlo, domesticarlo, civilizarlo y educarlo. Para esto se promueve el Estado del Derecho y una auténtica democracia.
Pero el socialismo, es mucho más perverso y peligroso que el capitalismo; pretende manejar la economía desde una élite centralista bajo la promesa de satisfacer las necesidades de todos con una justa distribución de las riquezas como si fueran dioses omniscientes y siempre benévolos. Pero lo hace a cambio de la libertad, de la conciencia y del alma que Dios otorgó a cada varón y mujer que creó en su imagen y semejanza. Nace de una soberbia ateísta que pretende controlar cada detalle de la vida económica. Se convierte en dragón devorador.
Irónicamente los negocios más capitalistas florecen en países socialistas: narcotráfico, trata y tráfico, prostitución, pornografía, contrabando.
No sorprende que los presidentes de Rusia, Venezuela y Nicaragua, aliados de nuestro gobierno masista, no pueden asistir a las exequias del Papa Francisco ya que sería arrestados por las atrocidades que han cometido como parte del sistema depredador de su socialismo. ¿Acaso no es una encarnación del Dragón del Apocalipsis, que intentó devorar al niño Dios? (12,4), ¿cómo también el terrorismo de Hamás y el genocidio en Gaza?
Jesús, acusado de endemoniado respondió: «¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la casa.» (Mt 12,29). Hablaba de Satanás, a quien Él, paradójicamente ha atajado con la misericordia divina para quitarle sus posesiones, entre ellos, los reinos de este mundo, que el mismo demonio ofreció a Jesús en las tentaciones del desierto (Lc 4,6; Mt 4,4). No nos postremos ante él, ni como capitalistas ni como socialistas.
Dios te bendiga.