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La quinta ola del crimen organizado: ¿tsunami a la vista en América Latina?

Enfoque Internacional | | 2025-04-30 01:33:00

La quinta ola del crimen organizado promete ser un verdadero tsunami para América Latina. La combinación de avances tecnológicos, crisis climática, fragilidad institucional y rivalidad geopolítica está configurando un ecosistema criminal más ágil, descentralizado y difícil de combatir.

Según Phil Williams, profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh, para 2040 las redes criminales integrarán inteligencia artificial, criptomonedas y drones en sus operaciones, aprovechando la corrupción y la inestabilidad política. El tráfico de personas será una de las actividades más lucrativas, explotando migraciones masivas provocadas por guerras y desastres naturales. Millones serán forzados a trabajos esclavos y redes de prostitución, alimentando mercados ilícitos en expansión.

Para entender esta quinta ola, es necesario revisar su evolución: desde mafias tradicionales con jerarquías rígidas, pasando por el narcotráfico global y el contrabando facilitado por la globalización, hasta llegar al cibercrimen y el uso de criptomonedas en el lavado de dinero. Cada fase ha traído retos distintos a los sistemas de seguridad, y hoy se enfrenta una convergencia de factores globales que pueden redefinir la naturaleza del crimen organizado.

La competencia geopolítica también ha sido clave. Algunos regímenes autoritarios han facilitado deliberadamente, o por omisión, la expansión de redes criminales. La corrupción estructural y la debilidad institucional han permitido su consolidación, replicando dinámicas históricas en la región, donde el crimen y el poder político han coexistido y evolucionado juntos.

El cambio climático, por su parte, ha generado condiciones ideales para economías ilegales. La escasez de agua y minerales estratégicos ha convertido estos recursos en activos valiosos para el mercado ilícito. Además, los desplazamientos forzados por desastres naturales alimentan el tráfico de personas y el trabajo forzado.

El avance tecnológico también juega un rol crucial. Herramientas como la inteligencia artificial son usadas por organizaciones criminales para automatizar estafas, generar identidades falsas con deepfakes, e incluso optimizar rutas de tráfico. Las criptomonedas facilitan el lavado de dinero y dificultan su rastreo.

La región también enfrenta una crisis de gobernanza. Instituciones debilitadas, corrupción endémica y desigualdad han creado un terreno fértil para el crimen organizado. Desde estructuras jerárquicas como los cárteles de Medellín y Cali, hasta grupos más fragmentados y flexibles como los mexicanos, la evolución del crimen ha seguido la línea de debilitamiento estatal. Esta fragmentación ha permitido diversificar actividades ilícitas y aprovechar vacíos institucionales.

Aunque se proyecta que la quinta ola alcanzará su pico en 2040, las organizaciones criminales ya están incorporando tecnologías avanzadas. Utilizan inteligencia artificial para lavado de dinero, reclutamiento, ingeniería social y suplantación de identidad. También se infiltran en economías legales mediante empresas fachada, dificultando su detección.

La globalización ha conectado centros de crimen a escala global, facilitando el tráfico de drogas, armas y personas. En ausencia de estados fuertes, las organizaciones criminales incluso proveen servicios y justicia en comunidades abandonadas, ganando legitimidad local.

Ante este panorama, urge fortalecer las instituciones de seguridad y justicia, mejorar la capacitación policial, compartir información internacionalmente y aplicar las recomendaciones de la ONU contra la delincuencia organizada. También es vital regular el uso de tecnologías sin frenar la innovación, y atacar las raíces del crimen con políticas de inclusión y reducción de desigualdad.

La educación, la concienciación social y la participación ciudadana deben formar parte de una estrategia integral. La amenaza es real y creciente. Para enfrentarla, se necesita actuar ya, con determinación y coordinación. La corrupción y la subestimación del problema pueden convertirse en los peores aliados de este tsunami del crimen organizado. Estamos avisados.

Henry M. Rodríguez - Latinoamérica21