
Carlos Alcaraz volvió a la competición con triunfo tras 19 días de ausencia por una rotura en el aductor derecho sufrida en la final del Godó. Ya recuperado, el murciano de 22 años debutó en el Masters 1000 de Roma —torneo que se perdió en 2024 por molestias en el antebrazo— con una sólida victoria ante Dusan Lajovic por 6-3 y 6-3 en apenas 1 hora y 22 minutos.
Con este resultado, Alcaraz suma ya 25 victorias esta temporada, más que ningún otro tenista, y se consolida como número uno de la Race. Diez de esos triunfos han sido sobre arcilla, una superficie en la que su efectividad impresiona: ha ganado 91 de los 110 partidos disputados (82,7%), solo por detrás de Rafael Nadal (90,5%) entre los tenistas con al menos 25 encuentros en polvo de ladrillo desde 1990.
Pese a haber superado la fase previa y llegar con rodaje, Lajovic volvió a ceder ante un rival muy superior. La diferencia generacional (13 años) y el alto nivel de juego del español fueron determinantes. Alcaraz, por su parte, volvió a utilizar la tirita nasal que ya lució en Turín y Rotterdam para facilitar la respiración durante el esfuerzo físico, un recurso validado por su fisioterapeuta Juanjo Moreno y también empleado por jugadores como Nicolás Jarry.
El número tres del mundo ganó el sorteo y eligió restar, su punto de partida preferido. En solo 15 minutos, ya dominaba 3-0 y luego 4-0. Lajovic logró evitar el rosco y rompió el saque de Alcaraz en el octavo juego, pero el español recuperó el control y cerró el primer set al resto. Desde la semifinal de Barcelona ante Arthur Fils, Carlitos apenas ha mantenido su saque en los momentos clave, pero ha sabido reaccionar con temple.
El cielo encapotado sobre Roma no frenó al español, que aceleró cuando fue necesario con derechas de hasta 152 km/h. Dominó todos los tramos del encuentro con autoridad y sin ceder la iniciativa. Alcaraz dejó claro que vuelve en forma y con hambre de títulos, dispuesto a luchar por levantar su primer trofeo en el Foro Itálico.