Bajo el penoco

Capitalismo salvaje

| 2025-05-12 00:08:00

Mucho se habla del “capitalismo salvaje”. Quienes lo hacen suelen ganarse un halo de santidad y se convierten en los paladines de la justicia social, enemigos de los ambiciosos y protectores de los pobres. “Capitalismo salvaje” es el que supuestamente está libre de moral, carente de controles, sin ataduras legales, restricciones estatales e intervenciones burocráticas. Es el que actúa por la fuerza del mercado, por la influencia de las leyes de la oferta y la demanda y las transacciones voluntarias de las personas. El que compra es libre de hacerlo y puede elegir entre uno u otro oferente. Este mecanismo libera el “salvajismo” de la competencia, que consiste en luchar encarnizadamente para ver quién ofrece el mejor producto al mejor precio, lo que redunda enormes ventajas para el consumidor final. El lucro de un capitalista es la mejor señal de que hace las cosas bien y que está produciendo beneficios concretos para el comprador. Lo contrario al capitalismo salvaje es autorizar al estado y a sus bondadosos burócratas para que le pongan freno a semejante “salvajismo”, establezcan límites de precios y autoricen a producir a los que ellos consideren moralmente más aptos para operar en el mercado. Resultado: escasez, hambre, inflación y otras "moralidades” que están de moda en Bolivia.