Ponchos y polleras ausentes

Las dos principales candidaturas de la oposición han dejado claro un mensaje: los ponchos, las polleras y los sombreros tradicionales están ausentes. Tanto Jorge Quiroga como Samuel Doria Medina se han inclinado por acompañantes de fórmula con perfil tecnocrático, urbano, profesional y oriundos del oriente boliviano. Ni indígenas, ni campesinos. Este giro refleja varios fenómenos. Primero, el desgaste de la narrativa indígena, utilizada y manipulada durante dos décadas, ha erosionado su valor simbólico. Hoy, lamentablemente, ese componente se asocia a la corrupción y el saqueo, rompiendo con aquella imagen de reserva moral. Segundo, el mapa electoral ha cambiado: Bolivia es un país urbano, con una clase media más fuerte y joven, que prioriza gestión y conocimiento antes que identidad cultural. Finalmente, es una estrategia electoralista: Doria Medina y Tito Quiroga buscan el voto donde pueden ganarlo, en un oriente más abierto a sus propuestas, ante un occidente con votos mayormente ya definidos. La ausencia del poncho y la pollera no es casualidad: es la señal de un cambio de época y de electorado.