Mientras Boca espera por la decisión final de Juan Román Riquelme para definir al nuevo director técnico, desde España surge un competidor inesperado que podría complicar los planes. Según reveló el periodista Matías Palacios en el reconocido programa español El Chiringuito de Jugones, el argentino-boliviano Gustavo Quinteros aparece como uno de los nombres en carpeta para dirigir al Sevilla en la próxima temporada.
Con Gabriel Milito ya descartado —su entorno frenó cualquier posibilidad de dirigir al Xeneize debido a su identificación con Independiente—, la lista de candidatos se acorta, y Quinteros se posiciona como uno de los principales aspirantes. Sin embargo, hasta el momento no hubo contactos formales ni señales concretas.
El argentino-boliviano, que recientemente dejó su cargo en Gremio tras una breve etapa de 19 partidos, también es del gusto de la dirigencia del conjunto andaluz, que busca renovar el proyecto deportivo luego de una temporada difícil en la que logró evitar el descenso. Si bien José Bordalás es el favorito para suceder a Joaquín Caparrós, Quinteros se mantiene como una alternativa firme.
A los 60 años, Quinteros es uno de los entrenadores sin contrato más codiciados del mercado. Además del interés de Sevilla y Boca, también es seguido por Colo-Colo, Talleres de Córdoba y hasta por equipos del fútbol mexicano.
En el entorno de Boca, Quinteros cuenta con algunos puntos a favor. Riquelme valora su trabajo desde su etapa en Vélez, donde fue campeón, y ya hubo contactos previos antes de la llegada de Fernando Gago. Su perfil encaja con el gusto futbolístico del presidente: estilo clásico, manejo sereno del grupo y conocimiento actualizado del fútbol local. Además, logró romper con la racha de no consagrarse en Argentina, luego de haber salido campeón en Chile, Bolivia y Ecuador, y de dirigir a ambas selecciones nacionales.
Sin embargo, su último paso por Brasil no dejó buenos recuerdos. En Gremio tuvo un rendimiento discreto y su salida fue temprana. También genera dudas su capacidad para gestionar vestuarios complejos, como se evidenció en su etapa en Vélez, donde perdió el control del grupo tras una dura derrota por 0-5 frente a River.
Mientras tanto, en Boca reina la cautela. Riquelme todavía no se pronuncia públicamente y el tiempo apremia. La irrupción de Sevilla podría acelerar la decisión.
