
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue diagnosticado este lunes con laberintitis tras sufrir un episodio de vértigo que lo obligó a someterse a exámenes clínicos en un hospital de Brasilia y a cancelar parte de su agenda oficial. Así lo informaron fuentes del gobierno brasileño y del hospital Sirio-Libanés, donde fue atendido.
El parte médico indicó que Lula, de 79 años, presentó un “cuadro de vértigo, con diagnóstico de laberintitis” y que, tras los estudios correspondientes, se recomendó “reposo a lo largo del día”. Los exámenes de imagen y de sangre practicados al mandatario resultaron “todos dentro de la normalidad”, según el boletín oficial difundido por la Secretaría de Comunicación de la Presidencia.
“El presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue sometido a exámenes médicos después de manifestar vértigos y ya se encuentra en la residencia oficial, en reposo”, comunicó la Presidencia en una nota. Una fuente del gobierno, que habló con AFP bajo condición de anonimato, confirmó que el mandatario “canceló parte de su agenda” debido al malestar.
La laberintitis es una inflamación del oído interno que puede causar vértigo, mareo, pérdida del equilibrio y náuseas. Aunque no suele ser una afección grave, los episodios pueden resultar incapacitantes temporalmente, sobre todo en personas mayores.
El episodio se suma a una serie de problemas de salud que ha enfrentado Lula desde su regreso al poder en enero de 2023, en lo que representa su tercer mandato tras los periodos entre 2003 y 2010. En diciembre de 2024, el presidente fue operado de urgencia para drenar un hematoma intracraneano ocasionado por una caída sufrida en octubre de ese año, cuando se golpeó la cabeza en el baño de su residencia oficial.
También en 2023, Lula fue sometido a una cirugía de cadera para tratar una artrosis que le generaba dolor y dificultad al caminar. A lo largo de su carrera política, ha enfrentado otros problemas médicos de consideración, entre ellos un cáncer de laringe en 2011.
Pese a estos antecedentes, el presidente ha mantenido una agenda activa desde su retorno al poder, con viajes oficiales a países como China, Japón, Rusia y Vietnam. En enero de este año, tras declarar que se encontraba recuperado, retomó su rutina de actividades diplomáticas y reuniones con autoridades locales e internacionales.
Sin embargo, su estado de salud ha generado interrogantes sobre una eventual candidatura en las elecciones presidenciales de 2026, algo que Lula no ha descartado públicamente. En entrevistas recientes, ha insistido en que su decisión dependerá de su condición física en los próximos años. “Solo seré candidato si estoy bien de salud y con energía para gobernar”, afirmó en diciembre de 2023.
En paralelo, su adversario en los comicios de 2022, el ex presidente Jair Bolsonaro, de 70 años, también enfrenta problemas de salud. En abril pasado se sometió a una nueva cirugía abdominal como secuela del atentado con arma blanca que sufrió en 2018 durante un acto de campaña. A pesar de estar inhabilitado políticamente y enfrentar procesos judiciales, Bolsonaro ha declarado que espera postularse nuevamente en 2026.
Lula, mientras tanto, ha visto caer su índice de aprobación, presionado por una inflación persistente y desafíos económicos. Según una encuesta de Datafolha publicada en marzo, su gobierno cuenta con un 35% de aprobación, mientras que un 33% lo evalúa negativamente.
La salud del presidente, en este contexto, se ha convertido en un factor adicional de incertidumbre de cara al futuro político del país.
Por ahora, el Palacio de Planalto no ha informado si Lula retomará sus actividades el martes ni si se modificará su agenda para los próximos días.