Si hay algo en lo que todas las ideologías están de acuerdo es en la lucha contra la pobreza. Desde la parte más extrema de la izquierda hasta el bando opuesto, todos dicen hacer los máximos esfuerzos por derrotar la miseria. Los pobres son los preferidos de la Iglesia, las ONG, los organismos internacionales, las instituciones de beneficencia, las fundaciones, y hasta el más modesto club de barrio tienen como finalidad poner su granito de arena para aliviar el hambre y las aflicciones de los más necesitados. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, además de mucho cinismo, por supuesto, ya que los grandes paladines de la igualdad y la justicia social siempre dejan los estómagos más vacíos. Eso sí, nadie les gana para hablar bonito y siempre gozan de mayor aceptación que tipos como Javier Milei, un malhablado que despotrica contra los “buenos” de este mundo. Pese a ello, debe ser el que más ha hecho por los pobres en su país en toda la historia, y lo hace derrotando al peor enemigo de los humildes: la inflación, además de hacerle la guerra a los tipos que les chupan la sangre a los pobres: los burócratas. Aun así, hasta la Iglesia le sigue sacando el cuero a Milei. Por suerte lo tiene grueso.