
El nacimiento de La Pantera Rosa continúa siendo uno de los más inusuales de la historia de la cinematografía. Incluso en tiempos actuales, donde se convirtió en moneda corriente adaptar libros, cómics, videojuegos, juegos de mesa y hasta películas animadas en su equivalente live action.
De todas formas, lo del felino rosa se mantiene como una rareza, ya que el divertido y pícaro personaje surgió de una secuencia de créditos hecha para la película La Pantera Rosa (1963). En una época donde la ficha técnica iba al comienzo del filme, el personaje animado le robó todo el protagonismo a Peter Sellers antes de que apareciera en pantalla como el Inspector Clouseau.
El nacimiento de La Pantera Rosa
En la película original, la pantera rosa no es más que el nombre de una joya rosa en la que se puede ver la silueta de una pantera en su interior. Al igual que el maletín de “Pulp Fiction”, la piedra preciosa es simplemente una excusa que hace avanzar la trama centrada en El Fantasma, un conocido ladrón de joyas y Clouseau, el inspector más torpe de Europa.
Sin embargo, para los créditos iniciales, el director Blake Edwards tuvo la acertada idea de contratar al productor David DePatie y al animador Friz Freleng para que le den vida y forma al animal. El pedido era simple: quería un personaje gracioso, mudo y de color rosa.
Pero la Pantera Rosa no sólo es graciosa, también es traviesa y pícara. Tiene la picardía propia que brota del particular humor de Freleng. El animador que también creó a algunos de los “Looney Tunes” más recordados: Porky Pig, Piolín, El gato Silvestre, Sam Bigotes y Speedy Gonzales. “Es promiscua, amante de la diversión, diabólica y bromista”, aseguró Edwards.
DePatie agrega un detalle más. “La clave de La Pantera Rosa es la simplicidad y la identificación. Y hay algo más que la acompaña también: la sofisticación”, resumió en el documental Behind the Feline: The Cartoon Phenomenon (2023). Y, si algo ayudó a esa sofisticación, fue la banda sonora de Henry Mancini, la cual sería tan icónica como el propio personaje.
Se hicieron más de 100 bocetos en los que trabajaron muchos diseñadores que pasaron varias noches sin dormir hasta que finalmente Edwards aprobó la versión final del dibujo. Así nació el personaje. La secuencia de créditos, en la que la Pantera Rosa se dio a conocer al mundo, dura ni más ni menos que 3 minutos y medio. En ella se puede ver cómo el felino modifica, reinventa, corrige y sabotea los títulos.
El Oscar y la consagración
En las primeras proyecciones ya se podía ver que el personaje animado sería un éxito. Cuando se terminaba la secuencia de créditos, el cine debía prender las luces y apagar el proyector para darle tiempo a la audiencia de aplaudir y gritar antes de poder continuar con la función. “Nunca vi una reacción así”, asegura DePatie.
Incluso se dice que las personas pagaban la entrada de cine solamente para ver la animación del comienzo, como si se tratara de una obra independiente al resto de la película. En ese sentido, la Pantera Rosa se adelantó a lo que muchos años después Pixar convertiría en marca registrada: presentar un corto antes de la función principal.
El éxito fue tal que DePatie empezó a creer que el personaje tenía vida más allá de aquellos créditos. Curiosamente, Freleng no estaba de acuerdo, él creía que La Pantera Rosa era cosa de una sola vez. El animador era un genio artístico pero ciertamente carecía de la visión comercial de su socio.
Afortunadamente, DePatie desoyó la opinión del mismísimo creador de La Pantera Rosa y fue a negociar un acuerdo con United Artists. No sólo consiguió un contrato para producir 156 cortos animados, sino que también logró quedarse con el 25% de los derechos de autor del personaje. Algo que parecía impensado y que Freleng creía imposible.
El primero de esos episodios fue “The Pink Phink”, la famosa animación en que La Pantera Rosa compite con un pintor por pintar una casa de azul o de rosa. No le fue nada mal, el cortometraje ganó el Óscar al Mejor Cortometraje Animado en 1965. A partir de allí, el personaje terminó de despegar y se convirtió en un fenómeno mundial, adorado en Europa y Sudamérica.
Un personaje inmortal
La Pantera Rosa es una animación propia de su época. Su minimalismo, su estilo “cartoon modern”, sus fondos sencillos y el jazz como banda sonora responder a los mandamientos estéticos de los 50s y 60s.
Como señala Dan Bashara en su libro “Cartoon Vision: UPA animation and Postwarwar Aesthetics”, el personaje “simbolizaba el buen gusto asociado con el modernismo de mediados de siglo. Luciendo un monóculo y una elegante boquilla para cigarrillos, rodeada de líneas simplificadas y colores intensos, encarna y al mismo tiempo parodia la sofisticación que la clase media buscaba en su romance con el diseño moderno”.
Sin embargo, el cometido cómico de La Pantera Rosa se mantiene intacto frente al paso del tiempo y eso se debe en gran parte al trabajo de Friz Freleng, a quien David DePatie define como un genio. “No hay nadie que entendiera el timing, es decir cuál era la mejor manera de realizar un gag, como él”, explicó.
Al igual que Charles Chaplin, Benny Hill, Tom y Jerry o Mr. Bean, el timing perfecto para el chiste junto con la decisión de que no tenga diálogo convirtieron a La Pantera Rosa en un personaje universal y atemporal. Y, además, eternamente emparentada con un color. Como dijimos al principio: un personaje gracioso, mudo y de color rosa.