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Se viene la migración más grande de nuestra historia

Se viene la migración más grande de nuestra historia
Jhonny Vargas - Politólogo | Politólogo
| 2025-06-03 00:07:23

Bolivia está viviendo el peor momento de su historia: no hay gasolina, no hay diésel, no hay comida; y, cuando la hay, está carísima. Además, casi todas nuestras reservas internacionales se han agotado y nuestra moneda se devalúa cada vez más. Lo que se definirá en estas elecciones —si es que se realizan, porque hasta en eso hay una enorme incertidumbre— es si continuamos con la vieja política o pasamos a una nueva. Con la mano en alto del imperio romano y el puño marxista se terminó por liquidar la economía boliviana.

¿Cuál será la consecuencia directa de este cataclismo económico? Irse del país. Ahora se viene la migración más grande de nuestra historia. Muchos tendrán que marcharse si el régimen masista logra conservar el poder mediante sus peones y piezas estratégicas, cuyos movimientos están calculados como en un tablero de ajedrez.

Muchos de los candidatos presidenciales del bloque zurdo —incluso los funcionales al régimen masista— buscan soluciones paternalistas: “más gobernitis”, es decir, seguir aplicando la receta económica marxista con mayor intervención estatal y control político del mercado. No aprenden de los errores del pasado. Nosotros, los políticos modernos con formación académica, consideramos una humillación y un suicidio admitir un error; sin embargo, la realidad boliviana ya no soporta más socialismo. El error principal del régimen es creer que Bolivia es otra Cuba o Venezuela. El candidato que entienda cómo funciona realmente el país y logre movilizar a la sociedad tendrá el triunfo electoral al alcance. El expresidente, por más maniobras que haga, ya tiene la batalla perdida: todo el país sabe que es mentiroso, falso, hipócrita, actor y adicto al poder, y cada vez hace más el ridículo.

Algo nuevo se perfila bajo el sol que cubre el territorio nacional; lo sabremos cuando comience la verdadera campaña electoral. Muchos se creen salvadores equipados con la misma armadura de siempre. Todos prometen rescatar la economía con más préstamos y créditos internacionales: más de lo mismo, más deuda externa e interna. No perciben que vivimos en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA). Estos políticos tradicionales no cambian de chip; creen que pueden prosperar con el viejo discurso de siempre.

Bolivia atraviesa tiempos misteriosos, precedidos por la escasez económica. Para vencer la incertidumbre buscamos un candidato capaz de dar solución a esta crisis, pero el cambio no depende de un caudillo —bárbaro o letrado—: depende de que los bolivianos comprendamos que nosotros mismos somos el cambio. Bolivia necesita sanar las heridas del pasado para levantarse y cumplir su destino manifiesto. Debemos creer en nosotros mismos, dejar atrás lo que representa el masismo en todas sus vertientes, ignorarlo por completo y concentrarnos en las soluciones y en el futuro del país.

Dominada por la ignorancia, la escasez y la incertidumbre, Bolivia solo genera más problemas. Por eso muchos compatriotas piensan emigrar a Chile, Perú, Argentina, Brasil, Paraguay, Norteamérica o Europa. Entretanto, los partidos llamados “taxi”, que tanto daño hacen a nuestra democracia, se han convertido en clubes de amigos que viven del negocio de la política. No recogen las demandas sociales ni descubren nuevos liderazgos; hablan de renovación, pero sus candidatos llevan más de treinta años viviendo de la política.

En Bolivia no hay oportunidades de empleo, y los políticos crean condiciones propicias para una migración masiva y continua. La dictadura sindical del expresidente extiende sus tentáculos en todas las instituciones públicas. A quien menos le conviene que se realicen elecciones es a él: aborrece la transición y la alternancia en el poder, no respeta el Estado de derecho ni la independencia de los órganos de poder. La reelección no es un derecho humano y su inhabilitación es conforme a derecho. Lo que buscan es alzamiento armado, revolución terrorista y desinformar a los bolivianos.

El calendario electoral ya está fijado. Si hay muchos candidatos, debemos respetar la preferencia de los ciudadanos: queremos libertad de elección y de expresión, no la imposición de una dictadura al estilo castrochavista. Si no hay elecciones, muchos optarán por marcharse debido a la situación económica y política. No podemos permitirlo, por el futuro del país y de las próximas generaciones.

Jhonny Vargas - Politólogo | Politólogo