Miradas

¿Cuánto le cuesta al país la enfermedad de Evo Morales?

¿Cuánto le cuesta al país la enfermedad de Evo Morales?
Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS
| 2025-06-06 00:54:22

El afán reeleccionista, provocado por la enfermedad del poder que padece el expresidente Morales, ha causado enormes daños al país, en todos los ámbitos. Si tomamos en cuenta todo lo que ha provocado esa enfermedad —desde el desconocimiento de los resultados del 21F hasta las últimas protestas, marchas y bloqueos—, el daño es de gran magnitud.

En 200 años, nadie, ningún presidente o expresidente, hizo tanto daño insistiendo en ser siempre candidato. Después de haber gobernado y deteriorado al país durante catorce años, no se cansa aún de hacer más daño. Incapaz de asimilar que Bolivia le dice NO a todos sus intentos enfermizos, hoy, a la fuerza, insiste en ser inscrito como candidato.

Veamos, en ese sentido, cuantificando los daños en números redondos, cuánto le ha costado al país esa repugnante enfermedad.

La consulta popular del 21 de febrero de 2016 fue el primer gran gasto. Para postularse por tercera vez en las elecciones de 2019, tenía que modificarse el artículo 168 de la Constitución, y para ello, era necesario convocar a un referéndum. Esa consulta demandó un presupuesto de cerca de 180 millones de bolivianos. Además, tuvo un enorme costo incuantificable por el uso de todo el aparato estatal. Desde los 22 ministerios de entonces, las propagandas mostraban a Evo como a un dios. García Linera, el entonces vicepresidente, reflejó esta campaña advirtiendo que, si no apoyaban al hermano Evo, “... el sol se esconderá y la luna se escapará, y todo va a ser tristeza”. Para decir semejante cosa, el autor de la frase debió estar, ciertamente, bajo los efectos de algún alucinógeno.

Después del descomunal esfuerzo realizado y la utilización de toda la maquinaria del Estado, el resultado fue una bofetada a los intentos de poder eterno. Cuando todo indicaba que se respetarían los resultados del referéndum, violando la Constitución, el enfermo es habilitado. Los 180 millones de bolivianos utilizados en la consulta no sirvieron para nada.

Luego, para legitimar su cuestionada candidatura, organiza el “show” de las elecciones primarias. Estas se llevaron a cabo con la participación de binomios únicos. Al no existir competencia interna, los 27 millones de bolivianos gastados en esas primarias no tuvieron ningún sentido.

Llegamos después a las elecciones de 2019, que demandaron un presupuesto de alrededor de 200 millones de bolivianos. Ese gasto representó para el país otra sangría, pues no sirvió absolutamente para nada. Por el fraude detectado —además aceptado con la propuesta de nuevas elecciones y una nueva conformación del Tribunal Supremo Electoral (TSE)— esas elecciones fueron anuladas.

Más allá del millonario presupuesto desperdiciado, el fraude del enfermo provocó, en 21 días de protesta, la paralización de toda la economía. Se calcula que el daño económico de los conflictos de octubre y noviembre de 2019 alcanzó los 2.350 millones de dólares, si tomamos en cuenta que un día de paro en Bolivia significa una pérdida de alrededor de 112 millones. El impacto de esa crisis en el Producto Interno Bruto (PIB) de 2019 fue brutal.

Gastando nuevamente otros 200 millones de bolivianos, se realizaron las elecciones de 2020. Hasta acá, el daño provocado por la enfermedad de Morales es descomunal.

Luego, ya en el gobierno de Arce Catacora, apenas retornado de Argentina, comienza a hacer campaña para ser nuevamente candidato en 2025. Para ello, pretende apropiarse de la sigla del Movimiento al Socialismo (MAS), dando inicio, en su afán reeleccionista, a la división del histórico partido que él mismo forjó. En la querella por la sigla, acorralado y sin opciones en las vías formales, recurre al bloqueo, su principal arma de destrucción.

A finales de octubre de 2023, en esa pugna interna donde el país no tenía nada que ver, bloquea durante 10 días el tránsito entre oriente y occidente, provocando enormes pérdidas en todos los sectores productivos, desde los grandes hasta los más pequeños. Se estima que, en esos diez días de bloqueo, las pérdidas económicas bordearon los 1.000 millones de dólares.

En la continuación de esta repugnante disputa por la candidatura y el control de la sigla, el enfermo protagoniza dos espantosos bloqueos en 2024. El primero en febrero, con 16 días de bloqueo. El segundo, en octubre. En este último, bloquea durante 21 días, ya no solo por su candidatura, sino también por impunidad, por los delitos de estupro y trata y tráfico por los que se le acusa. En total fueron 37 días. El impacto fue dramático en todos los sectores productivos, industriales, agropecuarios, exportadores, transportistas y otros. Se estima que el daño superó los 3.000 millones de dólares.

Ahora, como no logra alcanzar sus enfermizos objetivos, acorralado desde el Chapare, en esta etapa electoral de inscripción de candidatos, quiere —sin sigla y fuera de plazo— que se lo inscriba. “Sin él no puede haber elecciones”. Amenaza con bloqueos de carreteras, un cerco al departamento de La Paz e incendiar el TSE. Sin cansarse de hacer daño, en plena crisis económica, a su estilo, pretende otra vez convulsionar y destruir.

Pues bien, si sumamos todas las cifras del daño que ha provocado su enfermedad, el costo para el país es gigantesco. Lo que me deja más pasmado aún es la impunidad. Y me quedo con las preguntas:

¿Cómo un individuo de esa naturaleza, después de hacer tanto daño, puede seguir libre, continuando con sus fechorías? ¿Cuánto más daño puede seguir haciendo?

*El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Simón.

Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS