Los altos mandos militares repiten como disco rayado que harán cumplir la Constitución, que están unidos y que defienden la soberanía. ¿De verdad? En los últimos 20 años, la soberanía boliviana ha sido pisoteada por narcos, contrabandistas, carteles, ladrones de autos y terroristas. La frontera es un colador, el territorio nacional un festín para el crimen. Y mientras decenas de soldados han sido asesinados, los generales siguen dando discursos de compromiso y paz. La pregunta es sencilla: ¿cuándo empezarán a hacer su trabajo? Hoy Bolivia vive una nueva amenaza: Evo Morales intenta asfixiar al país, cercar las ciudades, dejarnos sin comida ni combustible y torpedear las elecciones. ¿Dónde están las Fuerzas Armadas? Atrapadas en comunicados de autocomplacencia. El país exige acción, no declaraciones. Si la Constitución es su bandera, ¿qué esperan para proteger el derecho de millones de bolivianos a la libre circulación, a la alimentación, al voto?