
Bélgica sobrevivió a un auténtico vaivén emocional en Bruselas. Ganaba 3-0, sufrió una remontada inesperada y terminó festejando gracias a Kevin De Bruyne, quien firmó en el minuto 88 el gol del triunfo por 4-3 frente a Gales, devolviéndole oxígeno a un equipo que sigue sin encontrar estabilidad en la fase de clasificación al Mundial 2026.
La noche fue una montaña rusa para los Diablos Rojos, que comenzaron con autoridad: Romelu Lukaku, desde el punto penal, abrió la cuenta; luego llegaron los goles de Youri Tielemans y Jérémy Doku, para un 3-0 que parecía definitivo. Pero nada fue sencillo para esta generación belga que transita el final de un ciclo.
Justo antes del descanso, Harry Wilson descontó también de penalti, y ese tanto fue el detonante del caos. En el segundo tiempo, Sorba Thomas y Brennan Johnson igualaron el marcador en apenas 20 minutos, dejando a Bélgica al borde del colapso y al público del Rey Balduino sin aliento.
Fue entonces cuando emergió Kevin De Bruyne, el capitán silente de esta etapa de reconstrucción. A sus 33 años y con un futuro incierto en la selección, el mediocampista del Manchester City conectó una volea letal tras un centro de Tielemans desde la derecha. Su celebración —brazos abiertos, corriendo hacia la grada— fue tan liberadora como el gol.
No solo era el 4-3 definitivo: era un gesto de compromiso tras meses de dudas. De Bruyne, que tras la dolorosa eliminación en la Eurocopa de Alemania dejó entrever su posible adiós —“Lo dejo, lo dejo”, se le leyó en los labios—, parece ahora más involucrado que nunca bajo el mando del nuevo seleccionador Rudi García, quien intenta reconstruir el espíritu de un grupo golpeado.
El triunfo deja a Bélgica con cuatro puntos en dos partidos, todavía detrás de Macedonia del Norte, sorpresivo líder del grupo con ocho unidades en cuatro fechas, y de la propia Gales, que pese a la derrota mantiene una ventaja de tres puntos sobre los belgas, aunque con dos encuentros más.
El margen de error sigue siendo mínimo para una selección que aún busca reencontrarse consigo misma. Pero al menos, por esta noche, Bélgica pudo celebrar. Y De Bruyne, quizás en su último ciclo internacional, demostró que todavía tiene algo más que dar.