El sueño internacional de Boca Juniors en el Mundial de Clubes terminó de la peor manera: sin victorias, con apenas dos puntos sobre nueve posibles y con un empate que quedará en la historia como uno de los grandes papelones del club en torneos internacionales. En Nashville, el Xeneize igualó 1-1 frente a Auckland City, un equipo semiprofesional de Nueva Zelanda, y quedó eliminado del Grupo C, superado por Benfica (7 puntos) y Bayern Múnich (6).
El equipo dirigido por Miguel Ángel Russo ganaba con un gol en contra de Nathan Garrow, tras un cabezazo de Di Lollo que dio en el palo y luego rebotó en el arquero. Sin embargo, en el complemento, el modesto conjunto oceánico logró la igualdad gracias a Christian Gray, un defensor que además de jugar al fútbol trabaja como docente en su país. El tanto llegó tras un córner, en el que le ganó de cabeza a Battaglia, ante la pasividad de la defensa y el flojo intento de Marchesín por evitar el gol.
Boca había tenido chances para ampliar la ventaja: un latigazo de Carlos Palacios que dio en el ángulo y un cabezazo de Merentiel que estalló en el travesaño. Pero necesitaba una goleada histórica (mínimo seis goles) para soñar con la clasificación. El empate de Benfica ante Bayern, en Charlotte, terminó por sentenciar su suerte incluso antes del pitazo final.
El rendimiento colectivo fue preocupante. Boca se mostró previsible, lento y sin ideas claras. Abusó de los centros y careció de profundidad. Exequiel Zeballos, nuevamente intrascendente, salió lesionado y fue reemplazado por Kevin Zenón, quien generó la jugada del gol anulado a Merentiel, invalidado correctamente por mano previa.
La figura más esperada, Edinson Cavani, volvió a ser titular tras dos meses de inactividad. Pero el uruguayo de 38 años lució fuera de ritmo, sin movilidad ni precisión. No remató al arco en todo el encuentro.
El cierre del partido tuvo un capítulo insólito: fue interrumpido durante más de 30 minutos por una tormenta eléctrica. Cuando volvió a rodar la pelota, ya no había competencia real. Boca, sin reacción ni carácter, terminó disputando un duelo que pareció un amistoso sin objetivos.
El dato más preocupante: Boca no ganó ningún partido en el Mundial de Clubes. Estuvo cerca frente a Benfica (2-2) y peleó ante Bayern (1-2), pero el empate frente a Auckland —que venía de sufrir 16 goles en dos partidos— fue la gota que rebalsó el vaso.
Sin desequilibrio individual ni variantes tácticas, el Xeneize se marcha de Estados Unidos con una imagen opaca. Sin un solo jugador capaz de gambetear hacia adelante, sin respuestas desde el banco y sin contundencia arriba. A Boca le queda enfocarse en el Torneo Clausura y la Copa Argentina, los únicos caminos posibles para lograr una plaza en la Copa Libertadores 2026.
