El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, remarcó que Bolivia está cumpliendo con el pago del servicio de la deuda externa de manera puntual y oportuna. Añadió que la instrucción del presidente Luis Arce es seguir haciendo todos los esfuerzos para cumplir con las obligaciones.
Reaccionó así a la rebaja que hizo este miércoles Standard y Poor’s (SyP) Global Ratings rebajó este miércoles la calificación crediticia de Bolivia en moneda extranjera y local de “CCC+” a “CCC-“ y con perspectiva negativa. La agencia calificadora, una de las tres más importantes a nivel mundial, advirtió que en seis a 12 meses podría haber una nueva rebaja si percibe un aumento de los riesgos para cumplir con el pago de la deuda externa.
“Nosotros, en este momento, estamos pagando el servicio de la deuda externa de manera puntual y oportuna”, enfatizó Montenegro. “El presidente Luis Arce siempre nos ha instruido que nosotros hagamos todos los esfuerzos para seguir pagando el servicio de la deuda”, añadió el ministro. Agregó que el presidente ha admitido en algún momento la probabilidad de incumplimiento si no se destraban créditos pendientes de aprobación en la Asamblea Plurinacional.
Montenegro señaló que SyP reconoce una situación que el gobierno viene advirtiendo que es la ingobernabilidad. Añadió que la polarización política ha tenido su efecto en la economía. “Quienes creen que política y economía van por caminos separados, no entienden cómo funciona la sociedad”, recalcó Montenegro.
Hasta el 30 de abril, Bolivia pagó $us 585 millones, correspondientes al 38 % del total programado para el servicio de la deuda este año, según el ministerio de Economía.
“La capacidad de Bolivia para pagar su deuda se ve afectada por los elevados pagos de deuda comercial externa a partir de 2026 y el acceso limitado a los mercados de bonos externos”, señaló el reporte de SyP al citar uno de los factores principales para la reducción de la calificación.
Añadió que las disputas políticas, en esta etapa de elecciones, limitarán la capacidad del gobierno para afrontar los desequilibrios macroeconómicos, la inflación creciente y la brecha cada vez mayor entre el tipo de cambio oficial y el paralelo del boliviano frente al dólar.
