Todo por un like

En la dictadura del algoritmo, muchos jóvenes están dispuestos a arriesgarlo todo por unos segundos de fama. Escalar volcanes, ingerir alcohol en cantidades letales, rociarse el cabello con pegamento industrial o colgarse desde rascacielos: todo vale si con ello se consigue visibilidad, likes y seguidores. Lo trágico es que algunos no han logrado vivir para contarlo. Los influencers, tiktokers o streamers más extremos venden “autenticidad” fabricada, disfrazada de espontaneidad, cuando en realidad cada paso está calculado para volverse viral. Algunos lo hacen con tanta desesperación que terminan perdiendo la vida, la dignidad y la vergüenza. Esta obsesión ha llegado también a nuestro medio donde no pocos jóvenes repiten esta vulgaridad que se ofrece como la panacea de la comunicación digital. El prestigio que buscan no está basado en el conocimiento ni el esfuerzo, sino en el atrevimiento temerario, como la brasileña que se trepó a la cima de un volcán y terminó chamuscada, como la imagen de aquellos que están dispuestos a todo por un like.