
En un marcado cambio en la política de Estados Unidos hacia Venezuela, la administración Trump aprobó discretamente una nueva licencia que permite a la gigante petrolera Chevron reiniciar sus operaciones en la nación sudamericana, según fuentes con conocimiento directo de las negociaciones.
La decisión de esta semana representa un distanciamiento de las anteriores medidas de línea dura y sugiere una recalibración orientada a equilibrar los intereses energéticos con los desafíos continuos de política exterior relacionados con el régimen de Nicolás Maduro.
El nuevo acuerdo, descrito por las fuentes como una “licencia específica” en lugar de una general, permite a Chevron reanudar una actividad más regular con la empresa estatal venezolana PDVSA.
Según el marco del acuerdo, Chevron pagará al régimen de Maduro en barriles de petróleo en lugar de efectivo, un cambio que podría dar a Caracas cierta flexibilidad para comercializar sus recursos pese a las sanciones internacionales vigentes.
Las fuentes afirman que una diferencia clave entre una licencia específica y una general es que los detalles de la primera pueden mantenerse en privado, mientras que en la segunda los detalles quedan expuestos a la vista de todo el mundo.
“Optaron por hacerla una licencia específica en vez de una general, como la última vez”, dijo una persona al tanto de las conversaciones que habló bajo condición de anonimato. “Ayer se realizaron negociaciones en Caracas para discutir algunos cambios en el contrato con PDVSA.”
Consultado sobre la nueva licencia, el Departamento de Estado señaló que se emitió únicamente para fines de mantenimiento por parte de Chevron y para crear las condiciones necesarias para que el régimen pague la enorme deuda que mantiene con la empresa petrolera con sede en Texas, insistiendo en que no busca ofrecer alivio financiero alguno a Maduro.
“Aunque no podemos comentar sobre licencias específicas, el gobierno de Estados Unidos no permitirá que el régimen de Maduro se beneficie de la venta de petróleo,” dijo el Departamento de Estado al Miami Herald en un correo electrónico.
Sin embargo, expertos señalaron que es difícil imaginar que el régimen de Caracas no se beneficie financieramente bajo este nuevo acuerdo.
“Esto es difícil de entender,” dijo Juan Fernández, exdirector ejecutivo de planificación de PDVSA. “Si dicen que no van a pagar en efectivo pero sí en especie (petróleo), esto obviamente beneficiará a Maduro, porque una vez que reciban el crudo, lo van a vender.”
La deuda de Venezuela con Chevron se estimaba en unos $3,000 millones antes de que se redujera tras la decisión del gobierno de Biden de conceder a la empresa texana una licencia para operar en el país. Esa licencia fue revocada por la administración Trump a principios de este año, en una medida que entró en vigor en mayo y que afectó significativamente las finanzas del régimen socialista. Chevron era responsable de aproximadamente una cuarta parte de la producción petrolera de Venezuela, que a principios de este año se situaba en torno a los 900,000 barriles diarios.