Tribuna

Al bloque popular, ni uniéndose le alcanza

Al bloque popular, ni uniéndose le alcanza
Jhonny Vargas - Politólogo | Politólogo
| 2025-08-04 06:58:07

Muerto políticamente el jefe del Chapare, comienza la lucha por salvar al régimen. La lucha se tornará más violenta. Claro, no faltan los románticos que creen que pueden resucitar al muerto a unas semanas de la elección. Entre los discípulos, como Andrónico y Eva Copa, que se estiman aptos para sucederlo, el arcismo —a pesar de las crecientes dificultades económicas y de gestión— se aferra al fraude electoral como la única vía para salvarse. Aunque la suerte del presidente Arce está totalmente echada.

Ellos son los culpables de una crisis económica sin precedentes en nuestra historia. La situación del país sigue siendo miserable: la gasolina y el diésel no llegan a los surtidores; algunos productos de la canasta familiar alcanzan precios inaccesibles; los salarios pierden su valor adquisitivo; el comercio al por menor está en manos de agiotistas y especuladores. Millones de jóvenes y profesionales no ven otra salida que huir del país.

La burocracia del régimen —más de quinientos mil funcionarios “socialistas” bien pagados y protegidos— contrasta con las filas interminables en La Paz para conseguir un litro de aceite, gasolina o diésel. Hace meses que no se pagan los salarios de trabajadores en salud en varios departamentos, pese a compromisos asumidos por esa cartera de Estado. Arce culpa al exmandatario, quien llena las oficinas de protegidos sin importar su competencia, sólo al servicio de sus ambiciones.

Es el episodio negro de una crónica de una muerte anunciada del instrumento político que ha durado demasiados años. El MAS está resuelto a echar al exmandatario de sus filas. Si el desahucio se retrasa, es porque Arce sabe que no será fácil acabar con él: es un hueso duro de roer y no cederá el poder voluntariamente.

Arce llama a la unificación del bloque popular, pero ni uniéndose toda la izquierda boliviana le alcanza para cambiar el fatal resultado de esta elección. Señalan que todo compañero que no se incline por la supervivencia de la izquierda es un traidor al proceso de cambio. Los evistas llaman al voto nulo, creyendo que así pueden salvar el legado del jefe del Chapare. Qué equivocados están.

Sigue la querella Arce–Evo–Andrónico, que no despega, observada con curiosidad por quienes detentan el poder. Del Castillo no crece en las encuestas. Arce no tiene la astucia ni la maña de su adversario del Chapare. Su dogma de la “industrialización” no se lo cree nadie. El exmandatario ya no es más que un agitador de extrema izquierda en un país donde la palabra “socialismo” se ha convertido en sinónimo de oportunismo.

Está totalmente desacreditado por sus vínculos con el narcotráfico y otros delitos penales, así como por los hombres sin prestigio que lo rodean. Su única meta es lograr impunidad bajo la próxima administración. Aun así, dará batalla hasta la segunda vuelta, incluso podría convulsionar el país si no acepta los resultados, buscando pactar su salida sin consecuencias.

El régimen compra espacios en medios de comunicación masiva con una propaganda pro-masista que no ha logrado aumentar la intención de voto por Del Castillo, quien ni siquiera supera el 3%. Las encuestas —oficiales y no— confiesan que el bloque popular apenas suma entre 10% y 15%, incluso unido. Ni el mejor asesor político del mundo podría salvar este barco hundido.

Las declaraciones de Mariana Prado no ayudan: metida de pata tras metida de pata, error tras error, la campaña del bloque popular se desmorona. Han gastado millones en propaganda sin resultados. El régimen ya huele a pasado.

El fracaso ha sido reconocido, implícitamente, por muchos dirigentes que perciben el olor a formol que emana del instrumento político. Sólo los más testarudos se aferran a un milagro. Manfred podría ser su última carta, con ayuda del TSE. Lo importante es llegar a segunda vuelta, porque en primera no habrá presidente electo. El vocal Gustavo Ávila jugará un rol clave. Tahuichi Tahuichi está desacreditado. Hassenteufel, con salud frágil, ya no cuenta.

Quienes manejan poder en Bolivia están obligados a colaborar con la supervivencia del régimen. Parece cantado el resultado de esta elección. Como alguna vez dije: el régimen entregará el poder al mejor representante de este sistema podrido, decadente y corrupto. Pactarán inmunidad e impunidad. Lo único cierto es que no hay quien salve a este barco llamado MAS, ni a la izquierda trasnochada y desconectada de la realidad. Sufren un trastorno disociativo. La caída y el golpe de realidad serán duros. Sus días están contados.

Jhonny Vargas - Politólogo | Politólogo