En política, como en la vida, las decisiones marcan el destino. Bolivia se ha convertido en un país de filas, excusas y “modelos” que solo perpetúan parásitos en el poder. No voy a permitir que el socialismo, disfrazado de centro, con sonrisa moderada y traje importado, siga dominando nuestras vidas.
El Socialismo del Siglo XXI es como un vecino entrometido que ofrece “ayuda” pero termina metiendo la mano en tu billetera. Hablan de justicia social, igualdad e inclusión, pero en la práctica reparten miseria para todos, excepto para ellos.
El MAS, con el huEVOn y “Tilín”, nos amarró a un club tóxico del Foro de São Paulo, la Internacional Socialista y el Foro de Puebla, aplaudidos por Chávez, Lula, los Kirchner y otros. El resultado: economías destruidas, sociedades divididas y dictadores millonarios.
Ahora, a días de que el barco socialista más largo de nuestra historia empiece a hundirse, la pregunta es: ¿permitiremos que el reemplazo sea más de lo mismo, solo con corbata de centro y discurso “moderado”?
Seamos claros: el socialismo no muere, se disfraza. Hoy, quienes se venden como “centro” son socialistas con traje sastre y guion pulido.
Bolivia tuvo la oportunidad de ser potencia sudamericana gracias a su gas, litio y tierra productiva. Pero casi 20 años de saqueo, improvisación y corrupción nos dejaron en la esquina miserable de la región, mendigando dólares y haciendo fila para gasolina. Ese es el “logro” que quieren que olvidemos.
Esta elección no es un concurso de simpatía ni un casting de influencers políticos. Es una decisión existencial: seguir en la ruleta de izquierda y miseria o cambiar de rumbo de verdad.
Ya tomé mi decisión. Soy Alberto De Oliva Maya: escritor, ganadero, empresario, consultor, católico y hombre de fe; defensor de la familia y la propiedad privada; amigo de quienes producen y generan empleo; independiente de partidos, sin padrinos políticos.
No necesito que me cuenten lo que pasó: lo viví.
Vi cómo el MAS abusó del poder y convirtió al Estado en botín personal. Nos ató a un modelo de narcotráfico tolerado y exportado.
He hecho fila para conseguir combustible.
He tenido que suspender viajes porque mis tarjetas no sirven fuera del país.
He visto funcionarios masistas extorsionar sin pudor.
He sentido la vergüenza de vivir en un narcoestado reconocido internacionalmente.
¡Y ya no aguanto más!
Por eso, el 17 de agosto, sabiendo que el socialismo es como el dengue: cambia de temporada, pero la picadura es la misma, elegí mi repelente: Tuto Quiroga y su equipo.
¿Por qué Tuto? Porque es el único candidato que representa la derecha sin pedir disculpas. Porque ya gobernó y sabe manejar el aparato estatal. Tiene experiencia, carácter y claridad ideológica para sacar al país del pantano socialista.
A quienes me preguntan por Jaime Dunn, era mi primera opción como liberal, pero tras su salida, la única alternativa coherente para frenar al socialismo disfrazado es LIBRE, con Tuto al frente.
Tuto no necesita Google para entender el Estado: ya lo gobernó. No requiere manuales europeos para saber que un país crece con empresas libres, ciudadanos productivos y un Estado que no estorbe.
Tiene algo que en Bolivia parece delito: experiencia real. Eso, en manos de la derecha liberal, no es un lujo, es una necesidad.
El equipo que lo acompaña me convence y me hace creer en este proyecto. Veamos:
JP Velasco.– Un joven que dejó de ser promesa para ser realidad. Empresario que no mendigó cargos, entiende el mundo digital y cómo generar valor real. No viene de la vieja politiquería, sino de la nueva: la que compite sin Estado de niñera.
Branko Marinkovic. – Industrial valiente de familia trabajadora. Empresario, ganadero, industrial, agricultor, ex ministro, cargado de valores y principios. Representa el modelo cruceño no solo por discurso, sino por historia. Su carácter le ha valido enemigos, y eso es bueno: en política, si todos te aplauden, no representas amenaza.
Leonardo Roca. – Liberal con callos en las manos y estrategia en la cabeza. Empresario y político que hace negocios para proteger la economía. Conoce la carga impositiva y la urgencia de destrabar al país del corsé burocrático. Es interlocutor capaz de defender el interés productivo en medio del caos estatal.
Andrea Vaca. – Voz femenina que no necesita gritar para ser escuchada. Joven profesional y defensora de la familia y valores cristianos. No se quedó en el discurso: estuvo en las calles enfrentando con valentía a quienes creen que la moral es antigüedad. Antítesis de la “política de pose”: convicción, principios y frescura sin contaminación partidaria.
Santiago Terceros.- Politólogo que entiende que el Congreso no es un reality show. Mi “voto cruzado”. Candidato uninominal que propone defensa de la familia, oposición al aborto, apoyo a empresarios con medidas impositivas razonables y un plan serio para reducir la huella de carbono, buscando turismo y desarrollo sostenible.
En un país donde muchos usan el medioambiente para prohibir, él lo ve como herramienta para crecer.
No llegué aquí por moda, sino por convicción. Después de casi 20 años de abuso del MAS, filas humillantes, tarjetas que no sirven, extorsiones y narcoestado certificado, ya no aguanto más.
Este 17 de agosto, el voto útil no es un lujo, es una obligación moral. No es tiempo de tibios ni “centristas” que huelen a izquierda. Es tiempo de defender la libertad, el trabajo y la propiedad privada.
Por eso, mi voto es por Tuto Quiroga y su equipo. No voto por perfección, voto por dirección. Y la única dirección opuesta al socialismo es la derecha liberal.