
Médico: Ah, Marilyn… la única mujer capaz de hacer que una sobredosis parezca un accesorio de moda. ¿Qué tal la vida de estrella mortal hoy?
Marilyn: Doctor, ya sabe, sobreviviendo con glamour. Usted podría cobrarme por cada pastilla que convierte mi vida en un número de circo.
Médico: Si cobrara, tendría un imperio. Aunque honestamente, a veces creo que mis recetas son más populares que sus películas: la gente espera ver “Marilyn vs. Barbitúricos” en cartelera cada semana.
Marilyn: Qué dulce. Me halaga pensar que mi vida privada es más emocionante que la pantalla. Aunque debo admitir, sus notas médicas tienen un toque poético, “Paciente exhibe encantos mortales y abuso ocasional de químicos sedantes”.
Médico: Poético, sí, pero con final incierto. Cada consulta es un thriller, ¿sobrevivirá la diva o se llevará una portada de periódico? El suspenso nunca falla.
Marilyn: Y usted juega el papel del médico moralista, siempre preocupado por mi “bienestar”, mientras me observa abrir cada frasco como si fueran regalos de cumpleaños.
Médico: Moralista es generoso… llamémoslo “testigo obligado del desastre con estilo”. Debo admitir que tengo un talento especial para el sarcasmo, es mi defensa contra el pánico silencioso.
Marilyn: Doctor, es un trabajo digno de Hollywood, un hombre atrapado entre salvar vidas y alimentar su propia fascinación por la tragedia de la fama.
Médico: Justamente. Cada pastilla que le doy es una apuesta, ¿será glamour, fama o muerte? Y usted, mi querida estrella, juega con esa línea con una sonrisa. Honestamente, si esto fuera cine, nadie lo creería.
Marilyn: Ya lo ve, doctor, yo convierto el riesgo en arte y usted… bueno, usted convierte la desesperación en sarcasmo profesional.
Médico: Sí, el único Oscar que podría ganar aquí sería en la categoría de “Supervivencia ante la estrella más autodestructiva de Hollywood”. Y aun así, perdería... la prensa siempre se adelanta a mis éxitos.
Marilyn: Qué drama… pero al menos estamos juntos en esto, riéndonos de la vida mientras Hollywood toma nota de cada error y cada respiro exagerado.
Médico: Exacto. Porque, querida Marilyn, en este show de luces, glamour y barbitúricos, ambos tenemos que actuar… aunque el guion lo escriba la muerte con tinta negra.
El que ausculta palabras…
Donde no llega el bisturí, va la letra…