
El Manchester United sigue sin arrancar en la Premier League. Los dirigidos por Rúben Amorim apenas empataron 1-1 ante el Fulham en Craven Cottage y suman solo un punto en dos jornadas, un balance preocupante para un equipo que invirtió millones en fichajes y que no logra traducirlos en resultados dentro del campo.
El encuentro comenzó con un United dominante y con un inspirado Matheus Cunha, que dispuso de tres ocasiones claras en los primeros 15 minutos. El brasileño estrelló un balón en el poste, falló otro disparo y vio cómo el portero Leno le negaba el gol con una gran intervención. Con el paso de los minutos, el Fulham equilibró el trámite e Iwobi obligó a Bayindir a intervenir con un remate lejano.
La gran oportunidad del primer tiempo llegó en el minuto 25, cuando el VAR detectó un agarrón de Bassey sobre Mount dentro del área. El árbitro señaló penalti, pero Bruno Fernandes desperdició la ocasión enviando el balón muy por encima del travesaño, en uno de los lanzamientos más erráticos de su carrera. El fallo reforzó al Fulham y dejó al United con la sensación de que otra vez se le escapaba el control del partido.
En el complemento, el United se adelantó a través de un córner en el minuto 58: Yoro se elevó por encima de todos y su cabezazo, tras desviarse en Muñiz, acabó en la red. Sin embargo, la alegría duró poco. La fragilidad defensiva volvió a costar caro cuando Smith Rowe aprovechó un balón suelto en el área para empatar el marcador, castigando la falta de concentración del bloque de Amorim.
En la recta final, el United buscó con más ímpetu que ideas y estuvo a centímetros de llevarse el triunfo. Harry Maguire ganó en el juego aéreo y conectó un cabezazo que se marchó rozando el poste, lo que pudo cambiar el destino del encuentro. Al final, el 1-1 dejó más frustración que alivio en Old Trafford, y aumentó la presión sobre Amorim, cuyo proyecto todavía no despega.