Tribuna

¿Cómo se explica?

¿Cómo se explica?
Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS
| 2025-08-25 07:29:23

El 17 de agosto dejó una sorpresa que ningún analista había previsto: Rodrigo Paz terminó primero en las urnas, cuando las encuestas lo ubicaban en el tercer lugar. Una semana antes, nadie se atrevía a imaginarlo. ¿Cómo se explica que, de un 9% en intención de voto, saltara al 31%, desplazando a los favoritos?

Ciertamente, para el análisis debemos partir de las cifras de las encuestas, más allá de todos los cuestionamientos. Con todo, son las únicas referencias.

Las tres últimas, publicadas una semana antes del 17/A, proyectaban una segunda vuelta entre Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga. La diferencia entre ellos y el tercero, Rodrigo Paz, superaba el 20%. Asimismo, mostraban un “voto oculto” de alrededor del 30%.

Esa cifra daba cuenta de que nada estaba definido, pues se ignoraba el destino final de esa votación y en qué porcentajes podría dirigirse a otros candidatos. También, obviamente, al voto nulo. De modo que ese enigma solo se podría descifrar con los resultados de las urnas.

En las últimas elecciones, ese 30% del electorado de composición indígena-popular, con una “vida doble” entre el campo y la ciudad, siempre apoyó a Evo Morales y al Movimiento al Socialismo (MAS). Con ese voto, que eventualmente puede ser voluble, Evo y el MAS se reprodujeron en el poder durante veinte años. Ese es el voto que surge, dicen los seguidores de Zabaleta Mercado, de lo “nacional popular”.

Sin embargo, en 2025 todas esas comunidades asentadas en cientos de municipios de los cinco departamentos del occidente volcaron su apoyo al binomio Rodrigo Paz–Edman Lara, cuando se esperaba más bien que, en gran porcentaje, se inclinaran a favor de Andrónico Rodríguez. Este, que ocupaba el cuarto lugar en las encuestas, confiaba en llegar a la segunda vuelta gracias al voto oculto.

Estaban tranquilos también porque confiaban en el voto sindical de esas comunidades del occidente. Ese voto duro de miles de afiliados a los sindicatos, donde la línea política se define a nivel de la cúpula dirigencial, parecía asegurado.

Ahora bien, es importante ver cómo el binomio Paz–Lara logró captar ese voto que proviene, como dicen otros analistas, de la “tierra profunda”. Seguramente más adelante habrá libros e investigaciones que nos brinden mayores luces sobre este cambio sustancial del electorado popular, que no votó por Andrónico ni por el nulo y acabó apoyando a los candidatos del Partido Demócrata Cristiano (PDC).

Casi ningún analista vio venir esto. Salvo el sociólogo paceño Edgar Sánchez, cuando viralizó en TikTok su explicación sobre la composición del electorado boliviano. Ni en sus más remotas elucubraciones los otros analistas habían sospechado este escenario.

Mientras Tuto Quiroga y Doria Medina se enfrascaban en debates y guerra sucia, Rodrigo Paz, pero sobre todo el ex capitán Lara, conquistaban silenciosamente a ese electorado con visitas y contactos personales en la mayor parte de las comunidades, antes bastiones del MAS.

También —y esto merece un renglón aparte— el contacto con ese electorado indígena-popular fue a través de las redes sociales, principalmente TikTok, donde el “Cap. Lara” es toda una estrella. Con ofertas —la mayor parte difíciles de cumplir— y mensajes breves, se acercó de manera eficaz al electorado “masista”, que prefirió votar por él, descartando a Andrónico por “traidor”.

En El Alto esa cercanía tuvo su mayor rédito electoral, incidiendo de manera notable en la abrumadora victoria del binomio Paz–Lara en el departamento de La Paz. Los votos de El Alto también fueron determinantes para alcanzar el primer lugar.

Finalmente, si hemos iniciado el análisis con cifras de las encuestas, debemos cerrarlo comparándolas con los resultados, para ver si se aproximaron o se equivocaron “olímpicamente”, como es la impresión de una mayoría.

Las cifras en promedio de las últimas tres encuestas difundidas por El Deber, Red Uno y Unitel, considerando el margen de error, se aproximan casi exactamente a los porcentajes obtenidos en las urnas por Tuto Quiroga, Reyes Villa, Andrónico Rodríguez, Eduardo del Castillo, Jonny Fernández y Pavel Aracena. En el caso de Samuel, las encuestas se acercaron al resultado con una diferencia de menos 4%. Esto se explica por su caída días previos a las elecciones, que acabó favoreciendo a Rodrigo Paz.

Ahora, en el caso de Rodrigo Paz, la diferencia entre las encuestas y el resultado de las urnas fue del 23%. Como había un poco más del 30% de voto oculto, un gran porcentaje fue a parar a manos de Paz y otro porcentaje al voto nulo, que partía con el 15% en las encuestas.

Las encuestas acertaron en casi todos los casos, pero fallaron de manera estrepitosa con Rodrigo Paz. No fue por error estadístico, sino porque ese voto “oculto”, proveniente de los sectores popular-indígenas, cambió de rumbo silenciosamente. El 17 de agosto nos recuerda que la política boliviana se juega menos en los sets de televisión y más en las comunidades, en las redes sociales y en esa zona gris donde habita el voto oculto.

*El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Simón.

Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS