La jornada futbolera en el estadio Gilberto Parada de Montero terminó sin incidentes dentro del recinto, pero la violencia se trasladó a las calles, donde hinchas de Guabirá y Blooming protagonizaron graves enfrentamientos que dejaron heridos y destrozos materiales. La falta de control policial fue evidente.
Minutos después del pitazo final, se escucharon detonaciones de petardos y gritos que anunciaban el inicio de una pelea entre seguidores de ambos equipos. La trifulca comenzó en la esquina de las calles Ñuflo de Chávez y Junín, detrás de la curva poniente, donde decenas de personas corrían en distintas direcciones mientras la Policía intentaba contenerlos.
Los pocos efectivos desplegados al principio no lograron frenar la violencia. Más tarde llegaron refuerzos, pero sin el equipo adecuado ni agentes químicos para dispersar a los vándalos, que usaban piedras, palos y armas blancas.
La zona de conflicto se fue extendiendo y los vecinos vivieron momentos de terror. Los vándalos rompieron vidrios de vehículos y atacaron a transeúntes. Una persona sufrió un corte en la cabeza y tuvo que ser trasladada a un centro médico.
En el barrio La Antena, una joven fue asaltada cuando intentaba ingresar a su vivienda. Los agresores le quitaron sus pertenencias y, producto del shock, perdió el conocimiento. Testigos afirmaron que muchos de los involucrados estaban bajo los efectos del alcohol y otras sustancias.
Videos grabados por vecinos circularon rápidamente en redes sociales, mostrando la magnitud de los disturbios y la angustia de la población.
Horas después, el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) llegó al lugar y dispuso el precintado de las curvas donde se ubicaron las barras. Sin embargo, los enfrentamientos se registraron fuera del estadio, lo que deja en evidencia las falencias en el operativo de seguridad.
