
Más de 7,9 millones de bolivianos están convocados este domingo a las urnas, en territorio nacional y 22 países, para elegir a su nuevo presidente entre Jorge Tuto Quiroga de la alianza Libre y Rodrigo Paz Pereira del Partido Demócrata Cristiano (PDC).
Por primera vez, Bolivia definirá a su nuevo presidente en una histórica segunda vuelta, luego de que en las elecciones del pasado 17 de agosto ninguno obtuvo el 50%+1 de los votos o un 40 % y una distancia de 10 % con el segundo.
Aunque en agosto ya quedó certificada la casi desaparición del Movimiento Al Socialismo (MAS), este domingo servirá para confirmar el fin de una hegemonía que ostentó el poder desde 2006.
Les espera un país en decrecimiento y sin combustibles
La nueva cita con las urnas llega en la peor crisis del país en los últimos 40 años, con una inflación que bordea el 18 % este año y con el baldazo de agua fría que significó el dato del decrecimiento de -2,4 % en el primer semestre.
Desde el martes 7, el país soporta además un agravamiento de la crisis de combustibles, que se arrastra desde hace varios años, pero que se instaló de manera definitiva desde mayo pasado cuando las reaparecieron las colas y nunca más se disiparon.
La gran duda es cuánto influirá en el voto del ciudadano el factor económico. Analistas consideran que quienes llegaron indecisos a la recta final tomarán la decisión en base a quien ha hecho la propuesta más creíble para solucionar los graves problemas del país.
Tanto Tuto Quiroga como Rodrigo Paz han anunciado ajustes, el primero con medidas de shock y el otro apostando por decisiones graduales. Ambos han dicho que ajustarán la subvención de los combustibles, que revisarán la distribución de ingresos entre el nivel central y regiones y que achicarán el Estado.
“Las propuestas económicas se parecen mucho. Ambos coinciden en los ajustes que hay que hacer en cuanto ahorro: cortar los gastos; bajar el déficit fiscal y liberar el cambio de divisas del Banco Central”, enfatizó el analista Gustavo Pedraza.
El TSE está listo y no tuvo mayores contratiempos
El viernes, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, destacó que ya estaba todo listo para la segunda vuelta. Remarcó que la presencia de misiones de observación electoral del exterior y nacionales garantizarán la transparencia de los resultados.
Él ha jugado un rol clave para sacar a flote este largo proceso que comenzó en abril con el lanzamiento de la convocatoria. Influyó también el compromiso de los distintos Órganos de Estado de no torpedear el proceso, cosa que sí ocurrió con las elecciones judiciales.
Se prevé que las más de 34 mil mesas en 5.727 recintos en el país abran a las 8.00 y deben funcionar durante ocho horas continuas hasta las 16.00 o hasta que emita su voto el último de la fila.
De ahí comenzará un conteo en cada mesa que se prevé más ágil que en la primera vuelta. Desde las 18.00 los tribunales electorales departamentales comenzarán el cómputo oficial. Las principales redes televisivas anunciaron que a las 20.00 darán los resultados no oficiales del conteo rápido.
El TSE aseguró que ha mejorado su Sistema de Resultados Preliminares (Sirepre) y espera dar un informe con un avance cercano al 100 % a las 20.00. Se perfila así que a esa hora, Bolivia ya conocerá quién es el nuevo presidente.
De ahí comenzará una etapa de transición hasta el 8 de noviembre en la que el actual mandatario, Luis Arce Catacora, entregará un país bajo la sombra de la estanflación.
El desafío de lograr gobernabilidad en el legislativo
La ALP ya quedó definida el 17 de agosto sin una fuerza que tenga la mayoría absoluta y menos los dos tercios.
El PDC tiene 65 curules, Libre 51, Unidad 33, Alianza Popular 8, APB Súmate 6, el MAS 2 y un pueblo indígena 1. Los tres primeros si logran acuerdos y consensos podrían encarrilar las reformas constitucionales.
La primera pulseta que se avizora es por el control de las cámaras. El PDC aduce que le corresponde por ser la primera fuerza, pero desde Libre señalan que dependerá quien articule más apoyos en un bloque de mayorías.