El MAS se está despidiendo del país como corresponde, a su manera, en su estilo, para que nadie lo confunda, de tal modo que no exista jamás ni siquiera el más mínimo intento de volverlo a poner a cargo del país.
No es fácil elegir cuál será el primer carro alegórico de este desfile de salida, de esta parada repleta de pecados, o delitos, cometidos en estos veinte años de saqueo del país.
Que el país no tenga ni gasolina ni diésel ni dólares, y pronto ni siquiera gas natural, es lo que ve la gente como exhibición suficiente de la ineptitud y corrupción de un partido.
Pero había que organizar la despedida, la parada de cierre, el cambio y fuera para siempre.
Hay que dar a César lo que es del César y admitir que Luis Arce encabeza el desfile de cierre con su negativa a reconocer al hijo que tuvo con una empleada pública, concebido en el piso 24 de la “Casa del Pueblo”, como el partido decidió llamar a un mamotreto horrible construido en la Plaza Murillo de La Paz.
La segunda carroza de este desfile es para el hijo del presidente, Marcelo, acusado de haber golpeado a una señorita que fue su concubina. Y luego haberse dado a la fuga, mientras compraba propiedades agrícolas con dinero que los bancos privados le prestaban debido a su condición de hijo del presidente.
Y después viene el suicidio, supuestamente, de un vicepresidente de ENTEL, que optó por darse una sobredosis de cocaína, pero tomando las precauciones para que nadie sepa los motivos de su decisión de quitarse la vida.
Entonces llega el turno del presidente de YPFB, acusado de haber importado, pero además reexportado, volúmenes desconocidos de gasolina y diésel. Es decir haber reexportado combustibles que habían sido comprados de manera irregular, con precios inflados, y luego haberlos vendido al exterior cuando en el país faltaban esos combustibles para que la economía funcione.
Y está el exzar antidrogas del gobierno del cocalero Morales, general Maximiliano Dávila, ahora en Estados Unidos. decidido a informar cómo es que funcionan los cárteles del narcotráfico que operan en Bolivia.
Esto equivale a admitir que el MAS sólo fue un operador del narcotráfico en Bolivia, que todo lo que hizo fue para beneficia r a esa actividad ilícita.
Si se construyó una planta de urea en el Chapare fue para favorecer el transporte de la droga hacia las fronteras con Brasil y Argentina.
Y el Estado boliviano al servicio de cártel del Chapare también con el tema del ripio, que se usa todavía ahora como cobertura de la droga que se envía a la frontera.
El desfile del oprobio, en suma.
Siglo21bolivia.com