No más símbolos

Bolivia no necesita más símbolos: necesita sentido común. Ya basta de banderas, rituales, wiphalas, relojes al revés y discursos en nombre de una descolonización que solo sirvió para dividir a bolivianos. El MAS convirtió al país en un museo de símbolos y supersticiones que llevaban veneno en su interior. Todo se volvió sagrado: la coca, las lenguas, los ponchos, los pueblos indígenas. Pero mientras se levantaban altares, se hundían las escuelas, los hospitales y la justicia. Los mismos que decían defender a los originarios los usaron como escudo político y los empujaron al narcotráfico. La revolución simbólica terminó siendo una farsa. En nombre de la identidad, destruyeron la institucionalidad. En nombre de la Pachamama, devastaron los bosques. En nombre de la inclusión, sembraron odio. Ya no necesitamos nuevos emblemas ni nuevas banderas. La única bandera que Bolivia debe levantar es la del trabajo, la producción y la libertad. Es hora de volver a los hechos, no a los mitos.