
Este 10 de noviembre, el riesgo país de Bolivia cayó a 930 puntos, la calificación más baja desde el 21 de julio de 2023, cuando el índice se ubicó en 932 puntos, según señaló el economista Luis Fernando Romero.
El 7 de noviembre, después de más de dos años, el riesgo país de Bolivia rompió la barrera de los 1.000 puntos, registrando un indicador de 955 puntos, apuntó el economista, según una nota que fue publicada en el portal Asuntos Centrales.
“Sin duda, las elecciones nacionales tuvieron una incidencia notable en esta caída. Por ejemplo, el 18 de agosto, durante la primera vuelta, el riesgo país alcanzó los 1.207 puntos. En cambio, el 20 de octubre, un día después del balotaje, el indicador cayó de manera importante a 1.132 puntos”, sostuvo Romero.
El riesgo país es un índice que mide la probabilidad de que un país no cumpla con sus obligaciones de deuda, ya sea en el pago de capital o intereses. Es un indicador de la incertidumbre asociada a las inversiones en un país, y factores como la estabilidad política, la situación económica y la capacidad de obtener divisas influyen en él. Un mayor riesgo país significa una mayor probabilidad de impago de la deuda externa (default).
En mayo de este año, el riesgo país llegó a su índice más alto, cuando llegó a los 2.109 puntos.
Después del balotaje, continuó Romero, la tendencia a la baja se mantuvo, con un leve repunte a finales de octubre y principios de noviembre. Sin embargo, tras la posesión de Rodrigo Paz como presidente de Bolivia, el descenso fue más pronunciado, alcanzando su valor más bajo en lo que va de 2025.
Entre las razones principales de esta caída en el riesgo país, según señala Romero, se encuentran:
a) El cambio de gobierno hacia uno más liberal, pro mercado y abierto a recibir inversiones extranjeras;
b) La aprobación de más de 1.000 millones de dólares por parte de la anterior Asamblea Legislativa;
c) El apoyo y respaldo internacional al nuevo gobierno de Rodrigo Paz;
d) Acciones orientadas a lograr financiamiento internacional (FMI, Banco Mundial, CAF);
e) El acceso a un crédito de 3.100 millones de dólares por parte de la CAF;
f) Reuniones y compromisos con el sector privado nacional e internacional;
g) El restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, que genera expectativas positivas en lo político y económico;
h) La llegada relativa de carburantes para aminorar la crisis energética;
i) El inicio de un proceso gradual de resolución de los problemas macroeconómicos del país.
Además, Romero apuntó que “el cambio del modelo económico y político que se había sostenido por casi 20 años —pasando de uno socialista a uno de mercado— ha sido observado con buenos ojos por los mercados internacionales. Esto ha generado optimismo, mayor confianza en los inversionistas y prestamistas externos, quienes ven que Bolivia ha incrementado sus posibilidades de responder a sus compromisos, evitando un posible default”.
A pesar de tener ese indicador, Romero señala que Bolivia continúa siendo el segundo país con mayor riesgo para invertir en la región, después de Venezuela. “Sin duda, la llegada del nuevo gobierno de Rodrigo Paz ha sido positiva para la economía nacional, pero este proceso recién comienza. El camino para estabilizar al país y sacarlo de su crisis actual será largo y difícil”, añadió.