Tribuna

Bolivia se nos vuelve a morir: cómo exportar (II)

Bolivia se nos vuelve a morir: cómo exportar (II)
Oscar Antezana Malpartida | Columnista
| 2025-11-21 00:02:00

En el anterior artículo se planteó, claramente, la necesidad - “el por qué” - de aumentar urgentemente las exportaciones. Veamos ahora algunos elementos de “el cómo”.

“Una estrategia de crecimiento liderada por las exportaciones tiene que ser diseñada y ejecutada considerando que son las empresas las que tienen que responder a las políticas económicas y/o a las señales de mercado” (La Magia de las Exportaciones, 1993). Continúa, “la aplicación real de esta estrategia no ocurrirá en forma automática o simultánea en toda la economía. Además de no existir el conocimiento tecnológico, de mercado y empresarial en la mayoría de las empresas bolivianas para competir en el mercado mundial, falta la capacidad de agrupación y transferencia de esos mismos elementos necesarios para impulsar las exportaciones.” ¿Cuáles? El libro describe:

Capacidad de producción y mercadeo. Para tener posibilidades reales de competir y ganar un mercado, el volumen, el precios, la estandarización, la calidad, las especificaciones de requerimientos del contenido, y la disponibilidad estacional de muchos productos, son algunos de los factores críticos que determinan la posibilidad de éxito. Dado el poco conocimiento y/o falta de experiencia, por un lado; y la ausencia de una “cultura” de exportación, por el otro; es muy difícil que una empresa o individuo pueda realizar todo este trabajo de investigación, primero, y ejecución, después, sin el apoyo de un experto. Si se logra, el costo es altísimo, suficiente para desestimar cualquier otro intento.

Capacidad de formar y desarrollar un paquete acorde con la capacidad física y financiera disponibles. Identificar el potencial importador o mercado tiene que ir de la mano de la capacidad de la empresa exportadora para cumplir con los requerimientos cantidad, calidad y precio. Es decir, la empresa tiene que encontrar un importador a su medida acorde con su capacidad de gestión, producción, mercadeo y financiamientos disponibles, y crecer consecuentemente. Caso contrario, será difícil iniciar y sostener una oferta competitiva de tal manera de generar confianza en el importador y reducir los costos de transacción.

Mayor acceso a la información. Además de la información general que puede obtenerse de directorios de exportación, que ni siquiera es difundida oportunamente o de forma personalizada; de agregados comerciales que no conocen más allá de lo esencial (menos en la actualidad); de bases de datos de oferta exportable que puede tener más un uso académico que práctico; y otros, el exportador que se está iniciando requiere información más especializada. Por ejemplo: ¿cuáles son los procedimientos de internación de productos frescos a Europa?, ¿quién y cómo puede inspeccionar un producto de exportación que se cultiva en Potosí?, ¿cuáles son las regulaciones de etiquetado en China? Esta información práctica no se encuentra en un libro, y si se encuentra, es muy moroso encontrarlo y muchas veces es poco entendible. Si bien internet y la Inteligencia Artificial han facilitado mucho estos procesos, no todos tienen acceso, no entienden, y/o no saben qué preguntar y/o cómo interpretar. Como en todo, y más aún en un país que no tiene una cultura exportadora, estas pueden ser barreras insuperables y que desaniman al productor.

¿Quién puede brindar este paquete de factores críticos que son necesarios para entrar en el mercado internacional? Debería ser una estructura pequeña y eficiente liderada o dentro del Ministerio. En años anteriores existía el INPEX (Instituto Nacional de Promoción de Exportaciones) que no funcionó muy bien por falta de capacidad institucional y técnica, financiamiento y apoyo político. En las actuales circunstancias y por muchos años sino décadas, las exportaciones deberían ser prioridad en un plan de gobierno (ya sabemos cómo es no tener dólares en la economía y no podemos vivir de endeudamiento externo). Se necesitan expertos en varios sectores, conocedores de la capacidad de oferta y demanda de productos clave. Es más, tal vez en algunos casos se tendrían que contratar en el exterior e iniciar un proceso de transferencia de “know-how” al mismo tiempo. Esta organización tiene que estar protegida de vaivenes políticos y partidarios porque exportar es una actividad de constancia, estabilidad y continua mejora. El sector exportador y toda su infraestructura institucional tiene que estar a la altura para competir en el mercado mundial; es decir, para enfrentar las exigencias, la dinámica y el profesionalismo, si se quiere tener éxito. Hay muchos otros elementos que, nuevamente, no tienen que ser reinventados. Existen otras opciones; por ejemplo, otorgar la ejecución de un programa de asistencia técnica a uno o dos “brokers” internacionales especializados en la comercialización de productos afines a la actual y potencial oferta exportable boliviana. Solamente copiando (que no tiene nada de malo) y adaptando lo realizado en Perú, Colombia o Chile se avanzaría significativamente.

Finalmente, existen otros instrumentos como las zonas francas, los regímenes de protección internacional temporal para la exportación, y otros incentivos que no son parte del alcance de este artículo y que merecen ser estudiados.

Las exportaciones las realiza el sector privado, pero las condiciones y un liderazgo político claro, con metas a cumplir, y sin mezquindades profesionales, son imprescindibles.

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Oscar Antezana Malpartida | Columnista