Rodrigo Paz acaba de encabezar el ranking regional de CB Consultora con un 51,7% de imagen positiva, convirtiéndose en el presidente mejor valorado de Sudamérica. Ese dato, por sí solo, explica por qué Edman Lara anda desesperado por desportillar su imagen. Lara sube cada día el calibre de su artillería, pero habrá que ver qué tan rentable le resulta la etiqueta de boicoteador profesional, casi un golpista improvisado. En las redes sociales y medios de comunicación -salvo los que hacen de mercenarios-, no parece estarle funcionando: su rol de ex policía metido a influencer, viajero frecuente y demagogo de TikTok se desgasta rápido y no genera la legitimidad que él cree. La prueba decisiva llegará cuando la economía empiece a responder. Si los números mejoran, todo este ruido se caerá solo, aunque el ex capitán parece implacable. Por ahora, todo se mueve entre expectativas que el Gobierno debe transformar en resultados y un vicepresidente que confía más en el algoritmo que en la política real.