Miradas

Autonomía estratégica y política exterior

Autonomía estratégica y política exterior
Alejandro Miguel Durán Sarmiento - Abogado | Abogado
| 2025-11-27 07:01:00

Bolivia comienza a delinear una nueva mirada en las relaciones exteriores, una etapa que podría convertirse en el cimiento para consolidar un enfoque diplomático orientado a la “autonomía estratégica”, dejando atrás discursos y alianzas banales basadas en afinidades ideológicas y proteccionistas. En un entorno internacional dinámico y competitivo, la administración actual tiene la responsabilidad de cimentar una verdadera “política de Estado”, no una política de gobierno, guiada por criterios de eficacia, eficiencia y sostenibilidad, con un sentido proactivo en favor del interés nacional. Esta política de Estado debe ser consistente, de modo que permita mantener relaciones estables, confiables y seguras en la esfera internacional, facilitando el acceso al comercio y a la cooperación a largo plazo.

Esta perspectiva pragmática no implica renunciar a los principios históricos de soberanía, que no deben interpretarse como una doctrina aislacionista, sino como una orientación hacia los intereses nacionales y la inserción económica internacional, priorizando oportunidades de desarrollo, diversificación de alianzas y participación activa en espacios multilaterales y bilaterales sin condicionamientos.

En ese sentido, Bolivia, en su propósito de fortalecer su autonomía estratégica, entiende que la integración regional y global es trascendental para ampliar su capacidad de acción y proyección internacional. Bajo esta premisa, se espera un multilateralismo activo y un bilateralismo pragmático, coherente, flexible y orientado a generar beneficios tangibles para el desarrollo y la estabilidad del país.

Será imperativo promover y consolidar ambos enfoques: un multilateralismo construido sobre reglas, instituciones y consensos amplios, que permita proyectar y defender intereses comunes en ámbitos como comercio, medio ambiente, seguridad energética y transición tecnológica; y un bilateralismo que, bien gestionado, facilite acuerdos específicos con países clave, impulsando infraestructura, inversión, interconexión energética, integración fronteriza y diversificación comercial.

Asimismo, esta redefinición de la política exterior debe incorporar un enfoque de desarrollo sostenible y resiliencia económica como pilares transversales. La transición hacia cadenas de valor más limpias, tecnológicas y ambientalmente responsables no solo es un imperativo global, sino también una oportunidad para reposicionar al país en el mapa económico.

En definitiva, la nueva orientación de la política exterior boliviana exige una visión sustentada en autonomía estratégica, coherencia institucional y la construcción de una política de Estado en favor del interés nacional, con una apuesta clara por la complementariedad entre multilateralismo y bilateralismo.

Alejandro Miguel Durán Sarmiento - Abogado | Abogado