Bajo el penoco

Sin opciones

| 2025-12-01 07:04:00

En este espacio lo hemos dicho durante años: el MAS le hizo un daño tan profundo a la industria del gas que, tarde o temprano, Bolivia iba a verse obligada a volver a una nueva capitalización, incluso a una privatización más agresiva, si no quería terminar cocinando con leña como hace 100 años. Hoy, con el propio ministro de Hidrocarburos admitiendo que “ya casi se acerca la necesidad de importar GLP”, el tiempo nos da la razón. El GLP era nuestro orgullo: abastecíamos el mercado interno, exportábamos excedentes y presumíamos de soberanía energética. Ahora, después de casi dos décadas de decisiones ideológicas, despilfarro y captura política de YPFB, estamos al borde del colapso. Aun así, hay quienes insisten, por chauvinismo o por una soberanía mal entendida, en que no necesitamos inversión privada ni petroleras extranjeras. Pero la realidad es brutal: sin esas empresas, sin capital y sin tecnología, Bolivia no podrá sostener ni el gas para cocinar ni la electricidad para iluminarse. Si no las atraemos con reglas claras y retornos razonables, nos quedaremos sin opciones, a oscuras y retrocediendo un siglo. La urgencia ya no es un diagnóstico: es una advertencia que se está cumpliendo.