Diálogo improbable: El Cáncer y la Ciencia frente al caso de Ada Lovelace
Cáncer:
Vengo a reclamar mis créditos. En el siglo XIX hice un trabajo impecable. Ni diagnóstico, ni tratamiento, ni siquiera una comprensión mínima. Era como caminar por un jardín sin cercas.
Ciencia:
Impresionante. Tu mayor logro: aprovechar siglos de ignorancia. A ver si algún día publicas tus méritos en una servilleta, porque es lo único que tu currículum merece.
Cáncer:
Con Ada fui casi artístico. Una mente brillante atrapada en un cuerpo sin defensa. Me moví sin prisa y sin oposición. Un lujo que, por lo visto, ya no tengo tan seguido.
Ciencia:
Ah, sí, tu época dorada. Cuando las personas creían que las enfermedades eran castigos o maldiciones. Era tu paraíso, sencillamente porque nadie sabía nada. Debió ser devastador para ti descubrir la existencia del microscopio.
Cáncer:
No creas que me afecta. Aún encuentro rincones donde esconderme. Ustedes tienen avances, pero yo sigo ganando batallas.
Ciencia:
Felicitaciones, eres como un ladrón que presume porque todavía existen ventanas sin seguro. Pero no cantes victoria: cada año tus escondites se reducen. Las pruebas de tamizaje te cazan con la delicadeza de un rayo láser.
Cáncer:
Te encanta tu propaganda. Pareciera que ya resolviste todo.
Ciencia:
No, pero estoy bastante ocupada arruinándote la carrera. Y si la humanidad invirtiera en prevención con la mitad del entusiasmo que invierte en excusas, ya estarías casi jubilado.
Cáncer:
Con Ada tuviste cero protagonismos. Ni un amago de ayuda. Debes reconocerlo: sin mí, tu progreso no tendría urgencia.
Ciencia:
Gracias por tu aporte involuntario. Eres como ese vecino insoportable que obliga a toda la calle a mejorar la seguridad. Nadie te aprecia, pero aceleras los cambios. Lo más triste es que ni siquiera lo haces a propósito.
Cáncer:
Y sin embargo, aquí sigo. Persistente.
Ciencia:
Persistente, sí. Admirable, jamás. De hecho, cuando te derrotemos por completo, será la primera celebración global donde nadie finja sentir lástima por el perdedor.
Cáncer:
Qué amabilidad. Me voy antes de que sigas humillándome.
Ciencia:
Adelante. Yo seguiré trabajando, porque a diferencia de ti, no dependo del caos para existir. Y algún día, cuando por fin desaparezcas, quedará claro lo que siempre fuiste: un error biológico con complejo de protagonista.
El que ausculta palabras, donde no llega el bisturí va la letra…