Los bolivianos conocemos muy bien lo que significó el decreto 21060, de 1985 y el reciente decreto 5503 de Rodrigo Paz parece haberlo resucitado. Pero no es así, se parecen pero no es un calco, es el resultado de una evolución necesaria. Mientras el DS 21060 fue la cirugía de emergencia para detener la muerte por hiperinflación, el DS 5503 actúa como un desfibrilador para un aparato productivo infartado por el Estado intervencionista que dejó el MAS. Este decreto rompe décadas de asfixia regulatoria mediante un pragmatismo audaz: ofrece 15 años de blindaje jurídico y alícuotas del 0% para repatriar divisas, atacando la escasez de dólares desde la confianza y no desde la restricción. A diferencia del shock de los 80, aquí la apertura es quirúrgica; se premia al que produce "Hecho en Bolivia" y se castiga la burocracia con el Fast Track administrativo. Estamos ante el acta de defunción del modelo rentista y el nacimiento de una economía de mercado moderna, donde la inversión privada deja de ser el enemigo para convertirse en el único motor capaz de garantizar energía y empleo.