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El poder y la caída de Luis Arce

El poder y la caída de Luis Arce
Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta - Comunicador social | Comunicador social
| 2025-12-19 00:31:10

La triste y trágica caída del poder por parte del exmandatario Luis Arce Catacora deja muchas lecciones de reflexión para la clase política del país. Muchos de ellos creen que llegar al trono presidencial es eterno, acompañado de un endiosamiento totalmente falso, y piensan además que uno tiene millones de amistades, cuando más bien es todo lo contrario. La caída de Arce desde el último piso de la caja de cemento llamada “Casa Grande del Pueblo” lo dejó totalmente destrozado y “muerto” en su vida política y, por qué no decirlo, en lo personal.

Hoy está, más que nunca, solo, solito y solo, detrás de una celda en la cárcel de San Pedro. Sin que esas voces que, cuando gozaba del poder, lo apoyaban gritando: “Lucho no estás solo… carajo”, hoy se escuchen. Ahora esas voces, mal llamadas “movimientos sociales”, se esfumaron y no se las escucha por ningún lado. Para colmo, ni familiares, ni exministros, ni exviceministros, ni exdirectores, ni su propia militancia partidaria masista arcista, que juró tener, lo acompañan en el peor momento político que atraviesa don Luis Arce. ¡Silencio sepulcral!

Qué trágico y desolador ha sido llegar al poder. Ni uno de sus “hermanos/as”, que no se cansaba de repetir en sus discursos políticos al entregar obras públicas, ahora está con él. Lo único que cosechó Luis Arce durante los cinco años de su gobierno fue una militancia mercenaria: “militancia” que jamás defendió principios, sino que buscaba dinero; “militancia” que no marchaba por ideales, sino porque les paguen por marchar; “militancia” que parecía tan fuerte y que, al fin y al cabo, fue un rebaño que solo buscaba dinero mal habido, sin trabajar de verdad.

Hoy en día, en las redes sociales ya no se lee ni se escucha un post o un audio en defensa de Arce Catacora, existiendo también una soledad digital palpable. ¿Dónde están esos servidores públicos que le juraban lealtad cuando gobernaba el país? Seguro que ahora están de llunkus con el gobierno de Rodrigo Paz. La única que demostró su verdadera lealtad, en las buenas y en las malas, fue su exministra de la Presidencia, María Nela Prada (sobrina del extinto Gral. Hugo Banzer Suárez). El resto, que decía ser su fiel servidor, ahora le dio la espalda, como diciéndole: “ya no nos sirves”.

Hoy Luis Arce afronta el peor momento de su vida, a nivel personal y político. No hay esa mano amiga —sí la tuvo de verdad cuando era presidente— que le dé un golpecito de apoyo en la espalda o esa voz de aliento para que salga del fondo de ese túnel sin luz en el que se encuentra desolado. La soledad personal y política que hoy carga en sus hombros es fatal. Fue aplaudido por interés, pero no fue querido de verdad ni con sinceridad.

La universidad de la vida política deja grandes lecciones de aprendizaje, no solo a Arce Catacora, sino a la clase política nacional. Una de esas es que el poder revela quién eres de verdad cuando estás en lo más alto del mismo. Y la verdad es que, cuando Arce tuvo el privilegio del poder, reveló frialdad, distancia y cálculo.

Ahora que lo perdió, la vida le revela otra verdad más cruda: “los vínculos que no construyes cuando estás arriba no aparecerán para sostenerte cuando estés abajo”. También es la demostración de que el poder sin humanidad se diluye y que la vida sin afectos termina sola, incluso antes de que cierren y pongan candado a las rejas frías y desoladas donde los únicos compañeros son algunos roedores o insectos. ¡Terrible final!

Con esto, una vez más queda establecido que el poder es efímero y la reputación perdura. Los cargos públicos son temporales y la ingratitud en la política boliviana es una constante a la hora de la caída del trono del poder.

Luis Arce Catacora, en este momento, no tiene ni quien le escriba.

Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta - Comunicador social | Comunicador social