Editorial

“Lluvia de inversiones…”

El anuncio del presidente Rodrigo Paz sobre el desembarco de gigantes tecnológicos en El Alto, sumado al respaldo explícito del Secretario de Estado de EEUU...

Editorial | | 2025-12-24 00:04:00

El anuncio del presidente Rodrigo Paz sobre el desembarco de gigantes tecnológicos en El Alto, sumado al respaldo explícito del Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, marca un punto de inflexión que Bolivia no veía desde el siglo pasado. El Decreto Supremo 5503 ha sido el primer martillazo contra el "Estado Tranca", y los resultados —al menos en la narrativa internacional— comienzan a asomar. Sin embargo, para que esta "lluvia" de inversiones no sea un chubasco pasajero, debemos entender que la inversión extranjera no es solo dinero; es el trasplante de un ecosistema de competitividad que Bolivia necesita desesperadamente para sanar décadas de gangrena estatista.

La importancia de la inversión extranjera directa (IED) es integral. La llegada de capitales estadounidenses y europeos no solo busca rentabilidad, sino que trae consigo el know-how, la transferencia tecnológica y, lo más importante, la inserción de Bolivia en las cadenas globales de valor. Que una ciudad como El Alto, estratégica por su cercanía al Pacífico y su bono demográfico juvenil, se convierta en un polo tecnológico es una visión liberal audaz. Pero el capital es, por naturaleza, cobarde: solo se queda donde el entorno le permite florecer.

El DS 5503 ha dado pasos gigantes al ofrecer 15 años de estabilidad jurídica y un "Fast Track" burocrático. No obstante, desde una óptica liberal profunda, estas medidas son apenas los cimientos de un edificio que aún no tiene muros. Para consolidar el interés de delegaciones internacionales Bolivia necesita un contexto de libertad integral.

El éxito de los anuncios tecnológicos en El Alto dependerá de una flexibilización laboral que hoy brilla por su ausencia. Las empresas tecnológicas operan con una dinámica de talento global; si Bolivia mantiene leyes laborales de la era industrial (rígidas y punitivas con el empleador), el talento alteño terminará trabajando para esas empresas desde el exterior, dejando al país sin la base imponible y el desarrollo físico local.

La infraestructura no es solo cemento. Para que la IED tecnológica y comercial sea viable, necesitamos una apertura total de servicios financieros y una justicia que no dependa del capricho político. El arbitraje internacional previsto en el decreto es un excelente "seguro de vida", pero la seguridad cotidiana de la propiedad privada debe ser garantizada por jueces locales íntegros.

Finalmente, debemos ser claros: el apoyo de figuras como Marco Rubio y la llegada de misiones empresariales son una ventana de oportunidad que se cerrará si el déficit fiscal sigue siendo el agujero negro de nuestra economía. La reducción de subsidios a los combustibles, aunque dolorosa, es la prueba de fuego de nuestra madurez económica.

Ojalá que esta lluvia de inversiones sea cierta. Pero para que el suelo boliviano sea fértil, no basta con abrir el grifo legal del DS 5503; hace falta limpiar la maleza de la inseguridad jurídica y los costos laborales absurdos. El Presidente Paz ha abierto la puerta al mundo; ahora nos toca a los bolivianos construir un país donde valga la pena quedarse, no solo por 15 años de decreto, sino por una vida de libertad y progreso real.

Ojalá que esta lluvia de inversiones sea cierta. Pero para que el suelo boliviano sea fértil, no basta con abrir el grifo legal del DS 5503; hace falta limpiar la maleza de la inseguridad jurídica y los costos laborales absurdos.