
La Pasión y Muerte de Cristo reavivó la fe y devoción del pueblo católico que vivió ayer uno de los momentos más fundamentales con la entrega del hijo de Dios para salvar los pecados del hombre.
La jornada de reflexión se expresó de diversas maneras, aunque predominó el ayuno, la reflexión y ante todo la unión familiar.
Ayuno y agradecimiento. Es el caso de la señora Clara Benitez, que en la humildad de su hogar logró reunir a toda su familia para compartir una mesa cargada de alimentos blancos, tradicionales de la fecha. "En el calor de mi hogar le pido al Señor que nos perdone por nuestros pecados y le agradezco por mantenernos unidos. Este acto de amor nos llena de agradecimiento y nos honra para compartir este banquete", explicó la mujer luego da dar una oración junto a su familia.
De igual manera, centenas de familias vivieron el feriado marcado por el ayuno y la unión familiar, lo cual se reflejó en los hogares, parques y templos de la ciudad.
Piden honrar la cruz. Al caer la tarde, al celebrar la Pasión de Cristo en la Catedral, el monseñor Sergio Gualberti convocó al pueblo cruceño no ver la cruz como un símbolo de muerte, sino como uno de vida y misericordia. Asimismo conminó a adoptar esta entrega como un estilo de vida. "Nuestra respuesta libre y consciente debería llevarnos, a permanecer firmes en la confesión de nuestra fe", señaló.