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Surgen nuevos detalles en EEUU sobre la vinculación de Maduro con el narcotráfico

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró este martes que está listo para firmar un acuerdo de respaldo de los resultados de las elecciones del 28 de julio, en los que buscará un tercer mandato consecutivo.

Nicolás Maduro.
Internacional | | 2024-07-10 12:19:00

Aún cuando no estuvo entre los primeros escogidos por el entonces presidente Hugo Chávez para entrar en el negocio de la droga, el actual gobernante Nicolás Maduro terminó asumiendo la jefatura del denominado Cartel de Los Soles en la medida que su poder aumentaba en Venezuela, según nuevos documentos.

La última acusación elaborada por la fiscalía federal de Nueva York contra la máxima cúpula del cartel de droga venezolano detalla el creciente papel del hombre fuerte venezolano en la organización, acusándolo de ser mucho más activo en las operaciones de exportación de cocaína que lo que muchos creían.

“Nicolás Maduro Moros, el acusado, ayudó a administrar y, finalmente liderar, el Cartel de Los Soles en la medida que él consolidaba el poder en Venezuela”, describe el documento que por meses fue mantenido en reserva.

Investigadores de las operaciones de droga en Venezuela tradicionalmente han mantenido la percepción de que Maduro estuvo desempeñando un papel bastante menor, atribuyendo la jefatura al ex presidente del Congreso y antiguo aliado de Chávez, el capitán Diosdado Cabello.

De hecho, Maduro no jugó un papel protagónico en las primeras reuniones sostenidas por Chávez para conformar el cartel, recayendo el grueso de la tarea sobre Cabello, el ex jefe de inteligencia Hugo ‘El Pollo’ Carvajal, el ex ministro de Defensa Henry Rangel Silva, y el ex vicepresidente Tareck El Aissami.

Pero la influencia de Maduro en el cartel aumentó después de la muerte de Chávez y en la medida en que la necesidad de proteger los intereses del cartel comenzara a entretejerse con los propios intereses del régimen, ejerciendo al final un gran peso sobre la conducción de la política del Estado venezolano, según el documento judicial.

EL NARCOTRÁFICO COMO ARMA NO CONVENCIONAL

En su inicio, la decisión adoptada por Chávez en los primeros años de su gobierno de llevar a sus lugartenientes a asociarse con los jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el negocio de la cocaína buscaba hacerle daño a Estados Unidos, según aseveran varias de las investigaciones realizadas por la agencia antidroga estadounidense DEA contra el cartel venezolano.

Las FARC, que eventualmente ingresaron a un proceso de paz con el gobierno colombiano, fueron consideradas por muchos años como uno de los mayores productores de cocaína en el mundo y el Departamento de Estado colocaba el volumen anual de la droga que transitaba por Venezuela a mediados de los años 2000 en más de 250 toneladas. Los expertos actualmente creen que el volumen actual se acerca más al doble.

“Bajo el liderazgo de Maduro y otros, el Cartel de Los Soles no solo buscó enriquecer a sus miembros y aumentar el poder de ellos, sino también ‘inundar’ a los Estados Unidos con cocaína para infligir los efectos nocivos y adictivos de la droga a los consumidores de este país”, agrega la acusación.

La presunta intención de utilizar la exportación de cocaína como arma contra Estados Unidos, país al que Chávez consideró como enemigo, es una de las principales razones por las que el régimen venezolano continúa en el negocio, señala el documento.

“Así que mientras que la mayoría de las organizaciones narcotraficantes de América del Sur y Central han tratado de retirarse de su papel en la exportación de narcóticos a Estados Unidos en un esfuerzo por evitar la justicia estadounidense, el Cártel de Los Soles, bajo el liderazgo de Nicolás Maduro Moros y otros, le dio prioridad al uso de la cocaína como arma contra Estados Unidos, decidiendo exportar la mayor cantidad de cocaína posible a los Estados Unidos”, resalta el documento.

LOS PRESUNTOS CABECILLAS

Además de Maduro y de Cabello, la acusación de la fiscalía presenta cargos contra Carvajal y el ex general venezolano Clíver Alcalá Cordones, quienes ya se encuentran encarcelados en Estados Unidos.

Alcalá, quien se había declarado culpable de haber brindado asistencia a las FARC, fue condenado en abril a 21 años y ocho meses de prisión, mientras que el juicio contra Carvajal aún no ha comenzado formalmente, luego que fuese extraditado a Estados Unidos desde España hace un año.

Entre las actividades que la fiscalía atribuye directamente a Maduro está su participación en las negociaciones de los envíos de varias toneladas de cocaína suministradas por las FARC.

Las autoridades estadounidenses también le acusan de orquestar la entrega de armamento de guerra a la organización guerrillera y de coordinar con las autoridades de Honduras y de otros países centroamericanos los envíos hacia Estados Unidos a través de esos países.

En un ejemplo del volumen de drogas que estaba saliendo desde Venezuela hacia Estados Unidos, el Departamento de Estado reportó que tan solo en el 2010, unos 75 vuelos de avionetas cargadas con droga fueron detectados volando sobre el espacio aéreo hondureño en el 2010, en lo que pasó a ser conocido como el “puente aéreo” de la droga venezolana.

Pero los vuelos son solo una de los distintos métodos utilizados por el cartel, una gran porción de la droga es enviada por barcos y lanchas rápidas en rutas establecidas a través de el Mar Caribe.

Adicionalmente, al gobernante venezolano también se le acusa de haberle solicitado a las FARC el entrenamiento de grupos de milicianos que en esencia pasaron a convertirse en el brazo armado del cartel.

“Los despachos marítimos se enviaban al norte desde la costa de Venezuela utilizando lanchas rápidas, barcos pesqueros y portacontenedores. Los envíos aéreos a menudo se despachaban desde pistas clandestinas, generalmente hechas de tierra o pasto, concentradas en el estado Apure”, resalta el documento.

LA PARTICIPACIÓN DE MADURO

Entre las primeras actuaciones de Maduro en el cartel que aparecen en la acusación figura una petición que le formulara Chávez en el 2005. Maduro era diputado de la Asamblea Nacional pero ejercía ya gran influencia en el régimen. Según la acusación, Chávez le habría brindado instrucciones para que se cerciorara que las actividades de las FARC fueran protegidas. “Los jueces venezolanos que no protegieran a las FARC y sus actividades debían ser destituidos de sus cargos”, relata la acusación.

Poco después, el régimen puso fin a las labores de colaboración que el estado venezolano tenía con la DEA.

La acusación también resalta que Maduro comenzó a recibir fondos del narcotráfico durante esa época, recibiendo unos $5 millones proveniente del narcotráfico. El ahora gobernante venezolano, junto a otros, emprendió labores de lavado de dinero a través de la compra en Malasia de equipos de extracción de aceite de palma que serían aprovechados en plantaciones de palma africana ubicadas en Apure.

Según la acusación, las plantaciones eran un frente para encubrir una gran operación de lavado de dinero.

Entre tanto, el cartel avanzaba en la consolidación de su sociedad con la dirigencia de las FARC, acordando con Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, hacer uso de los fondos de la estatal Petróleos de Venezuela para brindar apoyo a “las operaciones terroristas y de narcotráfico” de la organización guerrillera.

Ya para el 2008, el apetito de los jefes del régimen venezolano por el negocio iba en franco aumento. En una reunión realizada ese año, Maduro, Cabello y Carvajal acordaron proporcionarle a las FARC más dinero y más armas a cambio de obtener una mayor producción de cocaína.

“Durante la reunión, Maduro Moros acordó abusar de su autoridad como ministro de Relaciones Exteriores para asegurar que la frontera entre Venezuela y Colombia permaneciera abierta para facilitar el narcotráfico”, señala la acusación.

CRECE LA OPERACIÓN

Los envíos de droga fueron aumentando paulatinamente y con ellos las participación de Maduro en las actividades. En el 2009, Maduro participó en otra reunión con representantes de las FARC junto con Cabello y Carvajal, en la que discutieron un envío de cuatro toneladas. La droga fue eventualmente transportada a Nicaragua para su posterior envío a Estados Unidos a través de México.

Durante la reunión, el grupo también discutió un reciente golpe de Estado en Honduras, donde el entonces presidente Manuel Zelaya fue obligado a dejar la presidencia. La situación preocupaba a los jefes del cartel y Cabello dijo durante el encuentro que la inestabilidad en Honduras “podría joder el negocio”.

“Maduro Moros viajó a Honduras después de la reunión, pretendiendo actuar como ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, con el fin de intentar intervenir en nombre del Cartel de Los Soles para que los acontecimientos en Honduras no perturbaran las actividades de narcotráfico de la conspiración narcoterrorista”, señala la acusación.

La participación de Maduro en las operaciones del cartel continuaron incluso cuando él ya ocupaba la presidencia. Pocos meses después de que asumiera el cargo, un despacho de 1.3 toneladas de cocaína fue incautada en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.

Tras la incautación, Maduro canceló el viaje que tenía previsto para asistir a la sesión de las Naciones Unidas, alegando supuestas amenazas para asesinarle y convocó una reunión con Cabello y Carvajal donde les dio instrucciones para que dejaran de utilizar el aeropuerto internacional de Maiquetía, el principal de Caracas, para enviar drogas.

ARUBA Y LOS NARCOSOBRINOS

Otra demostración sobre cómo los intereses del cartel definía la política del país petrolero se produjo el año siguiente con la detención en Aruba de Carvajal, el régimen ejerció gran presión diplomática y movilizó buques de guerra hacía la isla caribeña para conseguir la liberación de Carvajal, quien para ese entonces ya era buscado por la justicia estadounidense.

Carvajal pudo regresar a Venezuela, pero las protestas diplomáticas no sirvieron de mucho el año siguiente luego que los sobrinos de Maduro — Efraín Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas — fueron arrestados y trasladados a Nueva York para enfrentar cargos de narcotráfico.

Los sobrinos, criados como hijos por Maduro y su esposa Cilia Flores, fueron declarados culpables el año siguiente, pero eventualmente fueron perdonados por la administración Biden como parte del proceso de acercamiento entre los dos países.

En conversaciones grabadas que los sobrinos sostuvieron con informantes encubiertos de la DEA, los sobrinos habían justificado la participación del régimen en las operaciones con el narcotráfico asegurando que Venezuela se encontraba inmerso en una guerra contra Estados Unidos.

También confirmaron que el cartel operaba en sociedad con un comandante de alto rango de las FARC, presumiblemente refiriéndose a Iván Márquez, y explicaron que ellos estaban interesados en realizar la operación de narcotráfico porque buscaban $20 millones para la campaña política de Cilia Flores, quien para ese momento aspiraba a convertirse en diputada de la Asamblea Nacional.

Describiendo a Maduro como su padre, enfatizaron la motivación política de la operación, “lo que queremos es que vuelva a tomar el control de la Asamblea Nacional”. Los años que siguieron dejaron muestra de la participación de Maduro en el cartel desde la presidencia, señala la acusación. El cartel continuó extendiendo su red de operaciones, estableciendo pistas clandestinas en los llanos venezolanos, desde donde partían avionetas cargadas de cocaína. Los envíos frecuentemente eran custodiados por personal uniformado de las FARC, quienes cargaban ametralladoras y otras armas de guerra, señala el documento.

Investigadores de la DEA aseguran que las operaciones del cartel cobraron fuerza en los años que siguieron a la aplicación de sanciones al régimen venezolano en la medida que el régimen buscaba compensar con fondos de la droga la caída de los ingresos petroleros.

Actualmente, expertos calculan que el volumen de cocaína exportada a Estados Unidos y Europa por el cartel venezolano asciende a entre 350 y 450 toneladas al año.