Eva Perón, nacida María Eva Duarte el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos, Argentina, fue una figura central en la política del país y un símbolo indiscutible en la lucha por los derechos sociales. Proveniente de una familia humilde, se trasladó a Buenos Aires a los 15 años con el sueño de convertirse en actriz. Sin embargo, su destino cambió radicalmente al conocer a Juan Domingo Perón, quien sería su esposo y el líder del movimiento peronista.
La carrera política de Eva Perón despegó cuando Juan Domingo Perón fue elegido presidente en 1946. Como Primera Dama, Eva asumió un rol mucho más activo que sus predecesoras, convirtiéndose en una ferviente defensora de los derechos de los trabajadores y de las mujeres. Su compromiso con la justicia social fue clave para la aprobación del voto femenino en 1947 y para la creación de la Fundación Eva Perón, que brindó asistencia a los sectores más vulnerables de la sociedad. Su carisma y los apasionados discursos que pronunciaba le ganaron la devoción absoluta de las clases trabajadoras, quienes la llamaban con afecto "Evita".
A pesar de su meteórico ascenso y éxito político, la salud de Eva comenzó a deteriorarse en 1950, cuando fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino. En aquellos años, las opciones de tratamiento para esta enfermedad eran limitadas. A medida que el cáncer avanzaba, Eva soportó dolores insoportables, una pérdida significativa de peso y una debilidad creciente, que dificultaban cada vez más su capacidad para continuar con sus funciones. Aun así, mostró una determinación extraordinaria, manteniéndose activa en la vida pública hasta casi el final, como si estuviera decidida a aprovechar cada instante. Su fragilidad física no debilitó su espíritu; al contrario, la impulsó a trabajar con mayor ímpetu, sabiendo que su tiempo era limitado.
Eva Perón falleció el 26 de julio de 1952 a la temprana edad de 33 años. Su muerte desencadenó un duelo nacional sin precedentes en Argentina, demostrando el profundo impacto que tuvo en la sociedad. Aunque su figura estuvo rodeada de controversia, "Evita" sigue siendo un ícono inmortal de la historia argentina. Su enfermedad no solo afectó su vida personal, sino que también marcó sus últimas decisiones, consolidando su legado en la memoria colectiva del país, aun frente a un destino ineludible. (Anibal Romero Sandóval-Médico)
