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Guía para tener un corazón saludable

Adoptar hábitos saludables puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un infarto

Internacional | Aníbal Romero Sandoval | 2024-11-04 19:51:00

Prevenir un infarto cardíaco es posible a través de cambios en el estilo de vida que favorezcan la salud del corazón y reduzcan los factores de riesgo. Uno de los pilares fundamentales es llevar una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, y baja en grasas saturadas y trans. Estas grasas, presentes en alimentos procesados y fritos, contribuyen a elevar los niveles de colesterol malo (LDL), un factor de riesgo clave en las enfermedades cardíacas. Evitarlas, junto con limitar el consumo de sal y azúcar, ayuda a controlar la presión arterial y a mantener un peso saludable, lo que reduce la sobrecarga del sistema cardiovascular.

El ejercicio regular es otro componente esencial para mantener un corazón sano. Actividades como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta fortalecen el corazón y mejoran la circulación sanguínea, lo que optimiza la oxigenación de todo el cuerpo. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para disminuir significativamente el riesgo de infarto. Además, el entrenamiento de fuerza, dos veces por semana, favorece el metabolismo y contribuye al control del peso, beneficiando directamente al sistema cardiovascular.

Gestionar el estrés es otro factor clave, ya que el estrés crónico puede aumentar la presión arterial y contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas. Practicar técnicas de relajación como meditación, yoga o ejercicios de respiración profunda puede disminuir el impacto del estrés en la salud del corazón. Asimismo, garantizar un buen descanso es crucial, ya que el sueño adecuado permite la recuperación del cuerpo y regula funciones hormonales que inciden en la presión arterial y en la salud en general.

Finalmente, es fundamental evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol. Fumar daña gravemente las arterias y aumenta considerablemente el riesgo de enfermedades cardíacas, mientras que el consumo excesivo de alcohol puede afectar negativamente la presión arterial y el ritmo cardíaco. Al adoptar estos hábitos saludables, no solo se reduce el riesgo de un infarto, sino que se promueve un bienestar integral que beneficia todo el organismo.