En el mundo del atletismo, la edad rara vez es solo un número, pero para Ploutarchos Pourliakas, parece que el tiempo se ha detenido. Este corredor griego de 88 años acaba de completar, por duodécima vez, el mítico Maratón de Atenas. Su historia es única: empezó a correr a los 73 años, inspirado por su hijo ultramaratonista, y desde entonces no ha abandonado su pasión por este desafío. En la 41ª edición del Maratón, este año, Pourliakas cruzó la línea de meta con un tiempo de 6 horas y 31 minutos, un logro que supera sus propias marcas y da un nuevo significado a la idea de superación personal en el deporte.
La edad no es una barrera: una inspiración de vida
Al concluir la carrera, Pourliakas dejó clara su perspectiva en pocas palabras, demostrando que su experiencia va más allá del simple acto de correr: “Todos podemos hacerlo. Mientras queramos”, dijo el corredor griego al ser entrevistado por Reuters. Con estas palabras, Pourliakas confronta la incredulidad de quienes dudan de su capacidad para correr maratones a una edad avanzada.
La reciente edición del Maratón no solo marca una nueva victoria para Pourliakas, sino que también representa un avance en su rendimiento personal. Esta vez completó los 42,195 kilómetros en 6 horas y 31 minutos, logrando mejorar en 18 minutos su tiempo respecto al año pasado. “Logré terminar e incluso mejorar”, afirmó Pourliakas a Greek Reporter. Rodeado de su familia y nietos, quienes lo recibieron con entusiasmo en la meta, Pourliakas resumió la satisfacción que este maratón le trajo: “Me siento más joven que mis 88 años”.
Aunque este maratón es parte de su rutina desde hace años, los inicios de Pourliakas en el running fueron tardíos y motivados por su propio entorno familiar. Comenzó a correr en su ciudad natal de Kastoria, al norte de Grecia. Lo que comenzó como una actividad para mantenerse en forma, terminó por transformarse en una vocación y en un recordatorio de su propio potencial. “Empecé tarde, pero aquí estoy, cada vez mejor”, expresó el atleta, reflejando la perseverancia que lo ha llevado a convertirse en una figura inspiradora dentro y fuera de la comunidad de corredores.
El Maratón de Atenas
El Maratón de Atenas, conocido como “La Auténtica”, posee un simbolismo particular en el mundo del deporte, ya que recorre la ruta que se cree que siguió el mensajero ateniense Filípides hace más de 2.500 años. Según la leyenda, Filípides corrió desde la llanura de Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre los persas, y colapsó tras cumplir su misión. Hoy, el recorrido de 42,195 kilómetros, que va desde la Tumba de Maratón hasta el Estadio Panathinaikó, revive aquel esfuerzo heroico y conecta a los atletas modernos con esta antigua hazaña.
Para Pourliakas, esta carrera es oportunidad para sentirse parte de una historia milenaria. En cada edición, especialmente en este año, el veterano corredor griego ha demostrado que el espíritu de resistencia que simbolizó Filípides sigue vivo. “Es un honor poder correr aquí”, afirmó Pourliakas en la meta, recordando que esta carrera histórica es también una prueba de su propia perseverancia.
El secreto de Pourliakas para mantener su energía y salud va más allá del entrenamiento físico. Su vida disciplinada está marcada por una rutina estricta y un estilo de vida equilibrado. “Nunca he fumado, no me excedo, no bebo y no me acuesto tarde”, explicó Pourliakas. Para él, la moderación y la constancia son los pilares de su longevidad en el deporte y en la vida. En su entrenamiento semanal, corre entre 4 y 5 kilómetros diarios y hasta 20 kilómetros los fines de semana. Además, ha adoptado un hábito particular: todos los días consume un poco de tsipouro, una bebida tradicional griega, a la que él se refiere como “medicina” más que como licor. “Todo en equilibrio, sin excesos. Ese es mi lema”, afirma Pourliakas, en una reflexión que subraya su filosofía de vida.
La culminación de un camino único
En cada kilómetro, sus pasos resuenan como una declaración: la edad, en definitiva, es un número; el verdadero límite está en la voluntad de cada persona. Así, en un estadio cargado de historia, donde miles se congregan para celebrar el esfuerzo, Pourliakas se convierte en el reflejo de una verdad esencial: el tiempo no espera, pero también puede ser un aliado cuando la determinación guía cada momento.
Al igual que Filípides, quien corrió para entregar un mensaje, Pourliakas transmite uno propio, sin palabras, pero con un eco profundo: “La vida se trata de moverse, y mientras queramos, el viaje no termina”.